Dos penaltis malogrados y un gol de Villa, casi in extremis, marcaron el partido España-Paraguay en el que los jugadores nacionales sufrieron hasta extremos insospechados. En dos minutos, Casillas y Villar detuvieron dos penaltis que pudieron haber definido el partido. El paraguayo se salvó en el segundo disparo de Xabi Alonso porque el árbitro mandó repetir. El portero del Valladolid no pudo detener la diana final de Villa, que cambió el destino del fútbol español siempre varado en octavos de final.

España tuvo que luchar contra la velocidad y la presión constante de su adversario. Del Bosque mantuvo el equipo que cree ideal con Torres, quien no mejora sustancialmente, y por ello, con un hombre menos en la zona de creación del juego. Cuando apareció Cesc, Iniesta, quien no había tenido actuación feliz, pareció otro y Xavi también jugó más desahogado.

Del Bosque se atrevió finalmente a prescindir de un centrocampista y potenció el ataque con Pedro. Fue autor del disparo que dio en el poste y que aprovechó Villa para marcar su quinta diana en el Mundial.

"Hoy, cita con la historia". "Hoy haremos historia". En la mayoría de medios informativos se recurrió a contar que ganar a Paraguay era un hecho histórico porque, por vez primera, España se iba a clasificar para las semifinales del Mundial. Lo histórico, a mi entender, sería ganar la Copa. En año de entusiasmos indescriptibles, de momento, ya se ha igualado el cuarto puesto conquistado en Brasil en 1950. Desde un punto de vista de los anales, aquello también fue histórico dado que durante sesenta años hemos vivido del mismo.

La crónica de anoche obligaba a cantar la nueva gesta. Los versos pindáricos podrán ilustrar la hazaña si esta se da en la final. Entonces sí podremos hablar de hecho histórico.