Q uisiera que estas letras, fueran el pequeño homenaje, que tanto a nivel personal, como a nivel institucional, rindiera en memoria de toda una referencia en el transcurrir de nuestra ciudad, Mario Silvestre.

Conocí a Mario, cuando aún era menor de edad, cuando entré a formar parte del equipo de mi Ciudad, en sus categorias inferiores, con apenas catorce años recien cumplidos.

Lo conocí en el aspecto deportivo, y lo fui conociendo, cuando años mas tarde, en mis colaboraciones en la Cazuela, en el aspecto administrativo; después de las representaciones teatrales, solían darnos altas horas de la madrugada en un piso de la calle Santa Rita, con todo el elenco de intelectuales que movía la cultura alcoyana.

Era la década de los setenta, acababa de suceder el mayo del 69, con todas las connotaciones que ello conllevaba y con todo lo progresista que se podía ser en aquellas epocas.

Mario, era la persona de la sensatez, la cordura en medio de tanto liberalismo como pudiera parecer; y esa voz grave, autoritaria y respetuosa, pero cargada de mensajes en su Boletin Deportivo, de Radio Alcoy.

Tenía esa mezcla de teatro en sus informaciones deportivas, y esa deportividad en sus representaciones teatrales; pero siempre tenía esa elegancia de decir lo que quería, incluso en contra de la opinión de aquellos que tenía más cercanos, y asumía sus frases, sus pensamientos, sus puestas en escena, su todo, en su Yo.

Así se hizo acreedor al premio nacional de teatro, así se forjó, me atrevería a decir, una leyenda; a la que hoy dirije su mejor puesta en escena, su inmortalidad, rodeado de actores y futbolistas, y diciendo señoras, señores, BUENAS NOCHES.

Héctor Rúa es directivo del Club Deportivo Alcoyano.