La patronal hotelera se ha sumado a la corriente crítica que reclama del Consell más atención y menos inversión en "circos" mediáticos como la Fórmula 1 que cuesta, según el PSPV, 221 millones. Demasiada inversión para tres días de "espectáculo". Además, a esto se le unen los 800.000 euros que el Gobierno valenciano ha pagado a Ryanair para que se instale en Manises, cuando ya tiene base en Alicante. Mientras, aunque sea recurrente hay que recordarlo, en una provincia como la nuestra, que en verano se pone hasta los topes de personal sediento de sol y playa -gracias a Dios, la Virgen y demás santos bíblicos- se van a cerrar plantas enteras en el General y en el Hospital de San Juan -con la consiguiente pérdida de camas- porque no hay dinero para sustituir al personal que se marcha de vacaciones. Eso sí, luego se inauguran estupendos centros sanitarios públicos que lo gestionan empresas privadas que como cualquier mercantil busca el mayor beneficio. Si una planta necesita cinco enfermeras, por poner un ejemplo, se contratan a tres que tendrán más carga de trabajo y darán una peor atención al paciente. Si se aplica ese axioma habrá ganancias, no hace falta tener demasiada imaginación o un máster en economía. Lo que no se puede o más bien no se debe es decir una cosa en un sitio y no aplicarla en tus gobiernos autonómicos. No parece del todo lógico que la Comunidad Valenciana sea una de las más endeudadas de España y que el líder del PP quiera incluir un tope para el déficit en la Constitución. Desde las filas del principal partido en la oposición deberían indicar a Camps que predique con el ejemplo. Desgraciadamente aquella frase que decía que somos un país diferente sigue vigente. Tenemos un presidente de la patronal, que cerró Air Comet, cuya gestión es más que cuestionable. Zapatero no se entera y ahora aplica políticas neoliberales. Rajoy se transforma en el mayor defensor de los pensionistas, ver para creer... Menos mal que aún nos queda la selección de fútbol.