El favorito era Chile. Con dos victorias consecutivas, presentaba un currículum sólo igualado por Brasil, Argentina y Holanda. De hecho, se enfrentaban la revelación y la decepción del torneo, porque España había marcado hasta ayer un gol más que Francia, y se presentaba al choque definitivo con los mismos puntos que Nueva Zelanda.

Con estos antecedentes, España dio la sorpresa y derrotó a los kamikazes chilenos. Para culminar esta gesta, prodigó imprecisiones en el pase, desgarros emocionales y una sensación de lasitud ajena por completo a la contienda deportiva. En los primeros minutos, la situación adquirió tal dramatismo que confiábamos antes en la laboriosidad hondureña que en la profundidad hispana. De hecho, los aficionados antibarcelonistas - alérgicos a la acumulación de Xavi, Iniesta, Piqué et alii- cuidaban de la retaguardia concentrándose en la retransmisión del Suiza-Honduras, casi tan apasionante como el partido de España.

Ochenta minutos de sopor y diez minutos de Villa o de Vida. Sería la estrella de la selección, si no contáramos con Sara Carbonero. Es uno de los escasos futbolistas que justifican la visita al estadio, obtuvo un gol y medio con una habilidad desconcertante. No olvidamos que la diana inicial surge del amilanamiento de Torres, que retira su preciada pierna en una metáfora de su avara gestión en este Mundial.

No es descabellado concluir que el España-Chile se quedó a medio jugar, en cuanto el árbitro expulsó a una tercera parte de los sudamericanos que lo merecieron, y quedó claro que Suiza sólo puede ganar a un equipo como... España. Para humillarnos, los autores de la retransmisión enfocaban a seguidores españoles surgidos de alguna campaña promocional del landismo. Sólo faltaron la Duquesa de Alba y Falete.

Con un futuro esplendoroso, a España le basta con ganar a Portugal, Paraguay, Argentina y Brasil para alcanzar el entorchado mundial. Alguno de estos equipos supera en potencia a Honduras, y los españoles ofrecen la peligrosa sensación de haberlo dado todo.

En cambio, Tele 5 nos escamoteó las imágenes de Carbonero entrevistando a Iniesta.

Privados del único consuelo del tibio espectáculo de ayer, para qué hemos venido a Sudáfrica.