Por tu artículo del jueves 17 de junio, te envío una flor blanca, color justicia con minúsculas, para que, antes de enfrentarte a la página en blanco, te frotes con sus pétalos las emociones y el entendimiento, y luego fluyan, entre las volutas líricas de tus escritos, la auténtica piedad y la sabiduría, que es respeto y humildad por cuanto desconocemos, que así es como se conducen los grandes escritores, críticos y periodistas. El caso es que no vuelvas a ejecutar a ningún pajarillo desorientado cuando, ensayando sus alas inexpertas, se enrede en alguna rama de cualquier árbol de la partida de El Rebolledo. ¡Qué fácil es desorientarse cuando se es inexperto, y qué poco cuesta apabullar cuando se le sacan cuarenta o más años de espolones al que se tiene enfrente!

Algunos de los pétalos más perdurables de la flor que te regalo se volverán del tono blanco indiferencia en apenas unos días, y adornarán tu altar de sacerdotisa cada vez que te sientes a oficiar para expresar quién eres utilizando lo que los demás te parecen. Ya ves qué fácil es la lírica. Se puede practicar gratis "en círculos íntimos", que dijo aquél. Ser una señora también ayuda a producir efectos poéticos.

Furibunda. Nadie es imprescindible en el periodismo. A nadie se le espera en misa tan solemne. Y el espacio que se gana en un periódico, como es tu caso, no es para el que escribe, sino de los lectores, que quieren saber a través de Información cómo va el mundo y sus muchos problemas, no qué hiciste el viernes 11 de junio. Tampoco nadie está obligado a quedarse. Pero, si le parece oportuno, cualquier joven puede estudiar la carrera. Sobre todo si ha alcanzado con nota alta el nivel académico que permite acceder a la universidad. Luego, la universidad es un lugar como cualquier otro para equivocarse (o no), y los licenciados salimos de ella con un título y con todo por aprender, pero para entonces ya hemos entregado horas y horas de la adolescencia y de la juventud, y hasta hemos trabajado para ganarnos los estudios.

Tan furibunda, injusta y desconsiderada es la Ángeles Cáceres que escribe este artículo, basado en una entrevista que yo sugerí, que tú voluntariamente concediste y que, si no te agradaba, pudiste interrumpir (y sin embargo duró el calvario de varias horas), que he querido dejar testimonio de tan gloriosa fuente de inspiración como has utilizado, de la desigualdad de fuerzas, edades y experiencias, de la distancia "temperamental" entre entrevistada y aprendiz de entrevistador. También es mi intención determinar el perímetro de riesgo y potencial revolcón que cualquier estudiante de Periodismo (en particular de la UMH) puede encontrar cualquier día mientras se hace "los deberes" encomendados por sus "incompetentes" profesores y enfrente se tiene a una persona áspera, visceral y dogmática a la par que defensora de las causas más variopintas y nobles (y que han de ser compartidas sí o sí).

Espero, Ángeles Cáceres, que si te propusieran "los de Elche" para Doctora Honoris Causa (bien te despachaste contra ellos en vivo y en directo), seas fuerte y rechaces el birrete y la toga que te ofrezcan.