Cada día disfruto más indagando en la red sobre programas emitidos, sobre cachos de programas emitidos, y cada día, como un sabueso, suelo recoger piezas que pasaron o no desapercibidas, y que al verlas las vas colocando en el casillero del puzle que armas. Supongo que sabrán que el baile de bailes inanes y amañados lo ganó en Telepifia la que por importancia en el escalafón empresarial de la cadena va detrás del gurú Paolo Vasile. Después de él, Belén Esteban. Eso es así, que se chinche el petardísimo glamur de Ana Rosa Quintana. Supongo que sabrán que existe una chica de carne primaveral llamada Tania Llasera, que estuvo un ratito en lo de Wyoming pero acabó entendiendo en lo de Paolo que las tetas tienen un potencial inabarcable de inteligencia, y que lleva, o llevaba, que ahí me pierdo, un debate post Mira quién baile, se llame como se llame.

Supongo que conocerán a una cantante llamada Isabel Luna aunque, lo siento, para este comentario es igual. Quizá lo que no sepan es que la dirección del MQB de Telepifia invitó a la artista a cantar en directo, y sin cobrar, aunque la señora pensó que estaría pagada si la escuchaban más de un millón de personas. La sonriente chica de las carnes primaverales presentó a la jerezana, que hizo una versión para el olvido, todo sea dicho, de una de Joaquín Sabina que María Jiménez, oscura y desgarrada, defiende mejor. Pero eso tampoco viene al caso. A mitad de canción, como lo más normal del universo entero, la enviada del diablo con escote a ras de pezón, jaranera, gitana, sin perder la sonrisa, se planta delante de Isabel y la interrumpe para dar paso a una llamada. La cantante, estupefacta, atina a preguntar si "para esto vengo yo de Sevilla". Bochornoso.

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