Qué sucede con los amigos cuando dejan de serlo? Lo habitual es que se instale entre ellos un incómodo e infinito silencio. Todo lo contrario de lo que ocurre con los concejales del PP José Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación, y Andrés Lloréns. Fueron amigos y ahora el primero invita al segundo a morderse la lengua antes de hablar y el segundo le dice al primero que está escocido. El motivo de fricción no es baladí: las quejas de los vecinos de las pedanías por los malos olores del vertedero de Fontcalent, un vertedero que, según Llorens (informe de la Universidad de Alicante en mano), es "saludable", afirmación que, de ser cierta, lleva a preguntarse el porqué junto a este tipo de instalaciones no se ha visto jamás un balneario. Lo normal es que las plantas de basura y los vertederos, calificadas por definición como actividades molestas, se instalen lo más lejos posible de los cascos urbanos, generalmente en medio del campo, y si es en otra ciudad, mejor que mejor. En todo lo relacionado con la basura, como en otras cuestiones, hay mucha hipocresía. Es innegable que las plantas de residuos y los vertederos son un mal necesario y que los ayuntamientos, como el de Alicante en este caso, deben velar para que las molestias sean las mínimas posibles. No tiene discusión que la basura huele y mal, afirmar lo contrario resulta poco creíble y echarle las culpas al vecino no es ni de buen gusto. Si la planta de Elche es el origen de los malos olores en Alicante, como sostiene Llorens, ¿por qué no se quejan los ilicitanos?, ¿son más resistentes al olor de basura que los alicantinos? Sería interesante que la Universidad de Alicante también se pronunciara sobre esta cuestión que, efectivamente, escuece y no invita, precisamente, a morderse la lengua.