El nombramiento el pasado martes de Félix Cerdán como presidente de la Cámara de Comercio de Orihuela, una entidad centenaria que en estos momentos de crisis ha optado por el continuismo -el empresario es hermano del anterior presidente, el fallecido y añorado Juan Francisco Cerdán- abre pocas novedades en el futuro de una institución que, probablemente, necesitaba de un revulsivo. En tiempos de crisis, dicen, el que toma el mando de la situación para cambiar las cosas tal y como se han conocido hasta ese momento tiene dos posibilidades: o triunfa o fracasa. Por eso no es de extrañar que los empresarios con voz y voto hayan optado por el clásico: "Virgencita, virgencita, que me quede como estoy", que optar por una cara nueva, la del empresario de la construcción Joaquín Serna, quien representaba cómo se pueden hacer las cosas en un sector tan frágil como el ladrillo y bien.

Serna, para muchos, ha salido con la cabeza bien alta de estos comicios con esos seis votos que, habrá que pensar, proceden en su mayoría del sector al que representa y que es, se quiera ver o no, el gran motor de la Vega Baja. Guste o no guste.

No, la Cámara de comercio y esos cinco mil pequeños empresarios a los que representa, quería a otro Cerdán. Sólo el tiempo dirá si ha sido para bien. El nuevo presidente tiene mucho trabajo por delante y fama de hacer las cosas sin levantar grandes polvaredas. Trabaja de forma silenciosa y efectiva. Ahora bien, decir que "Orihuela ha sido, es y será cabecera de toda la comarca", como dijo en sus primeras declaraciones y, al mismo tiempo, anunciar que su objetivo, consecuentemente con esta idea, es que la Cámara de Orihuela tiene que ser la Cámara de toda la Vega Baja, ha puesto el grito en el cielo en el otro polo de atracción económica de la comarca, en Torrevieja, donde difícilmente sus empresarios van a aceptar esta propuesta aún por madurar.

Propuesta que, por qué no decirlo, probablemente sería lo mejor para la Vega Baja y le haría ganar un peso específico que obviamente no interesa a la Cámara de Alicante que, estratégicamente, ya colocó hace años un vivero de empresas en Torrevieja para evitar invasiones como ésta.

La idea de unir a los empresarios de la comarca bajo un único paraguas ya la hemos escuchado hace sólo un mes en la CAM de Orihuela, cuando el alcalde de Torrevieja, Pedro Ángel Hernández Mateo, tendió una mano a la regidora de Orihuela, Mónica Lorente, para, bajo el amparo de la Generalitat -sin un euro- Valenciana, poner en marcha un Plan Estratégico de Futuro para la Vega Baja que ambos liderarían, en teoría, sin capitales. Sin vencedores ni vencidos.

Como se ve el futuro pasa para unos y para otros por una comarca unida que tenga un mayor peso específico pero para eso hace falta un líder. Ya lo dijo el director general de la CAM, Roberto López, en otro acto en Orihuela, entonces de la mano de la Diputación y Suma. Pero encontrar un líder no es fácil porque, primero, habrá que ver si existe sólo una comarca.