Desde su nacimiento en las entrañas de la Serra de Mariola, el río Vinalopó parece bajar hasta su desembocadura, oculto a los sentidos de la inmensa mayoría de los habitantes de las tierras alicantinas por las que discurre hasta desaparecer en el mar. ¿Si no cómo explicar el abandono y la degradación que sufre el río Vinalopó?

El cauce fluvial del Vinalopó empezó a gestarse con el gran movimiento Alpino de la Era Terciaria, que formaría las grandes cordilleras de la Península Ibérica, como la Bética a la que pertenecemos. Se fueron abriendo entonces multitud de fallas, que sometidas a la erosión de millones de años, crearon un amplia red ramblas que fueron alimentando a otra mayor, conocida como la falla del Vinalopó. En la Era Cuaternaria -hace aproximadamente 2 millones de años- y a medida que iba profundizando su cauce debido a la erosión, e iba recibiendo aportes hídricos de toda su cuenca, empezó a crecer como río.

Los primeros asentamientos humanos tienen lugar en las proximidades de su cauce alrededor del III milenio a. C. Desde los primeros habitantes indígenas que tras un período de aculturación de las influencias fenicias y griegas, se van transformando en íberos, pasando por las diferentes invasiones, guerras y repoblaciones, el río Vinalopó es protagonista de esa trama.

Incluso este pobre río de la era industrial llegó a ser navegable desde Santa Pola, donde se encontraba el Portus Ilicitanus, hasta la ciudad de Ilici, que no es la ciudad de Elx, sino la ciudad íbera de La Alcudia, donde apareció la Dama de Elx.

No siempre se llamó Vinalopó, ya que en la primera fuente escrita sobre Hispania, que se recoge en la "Ora Marítima" del poeta latino Rufo Festo Avieno del siglo IV d.C, se conoce como Alebus.

El río tiene también sus leyendas, como aquella que cuenta la muerte del general cartaginés Aníbal ahogado en sus aguas mientras huía.

Pero, la triste realidad es que sobre el río Vinalopó pesan muchos años de deterioro ambiental en su cauce, riberas y ramblas, muchos años de continuos e ilegales impactos, difíciles o imposibles de asumir por el medio y una descoordinación total y caótica en su cuidado. Pero a pesar de todo ello, los espacios naturales del río Vinalopó en su camino hasta el mar, son amplios y variados: Parque Natural en su cabecera, en la Serra de Mariola. Lagunas y tarayales en su curso medio, humedales y palmerales en su desembocadura, y surcando todo el recorrido, las huertas. A todo ello, hay que añadir el patrimonio geológico que forman todas las sierras y grandes montañas que le acompañan en su camino, como la Serra del Sit y del Maigmó, declaradas recientemente como paisajes protegidos. La biodiversidad que albergan estos espacios, la flora y fauna que lo habitan, junto al legado arqueológico y cultural presente aún en su cauce, han formado un gran patrimonio natural y cultural que merece ser estimado y protegido. Y este es el camino: el de conocer, proteger y estimar el río Vinalopó, el que han tomado los grupos y asociaciones que se embarcaron en el proyecto del I Encuentro sobre el rio Vinalopó, que se inició en Elda en junio de 2009, promovido por Mosaico de Elda y Amigos de L´Avaiol de Petrer. Un proyecto que es ya un espacio de análisis y diálogo por y para el río, un paso más allá de la denuncia puntual. Quizás ha llegado ya el momento de ir despertando conciencias dormidas y para ello, lo primero es conocer y poner en valor el río.