Pese a no conseguir la victoria en Mugello, merced a su segundo puesto, Nico salió de este trazado situado en plena Toscana reforzado como líder del campeonato. Llegó a Italia con dos puntos de ventaja sobre el segundo clasificado y al final de carrera esta ventaja se había incrementado a seis.

La regularidad es su principal arma frente a unos rivales correosos y con hambre de victoria. Llevamos cuatro Grandes Premios disputados y él aún no se ha bajado del podio. Un triunfo y tres segundos puestos ponen de manifiesto el excelente estado de forma que atraviesa. Siempre es candidato al "cajón" y eso que cuenta con el handicap de su falta de agresividad. Su pilotaje es fino y estilista pero le falta una pequeña dosis de "mala leche". Que sus rivales cuando vean un hueco duden a la hora de adelantarlo; que no estén seguros de que no van a encontrar ningún impedimento. Sería positivo que, siempre dentro de los márgenes deportivos, aprendiese a utilizar más los codos y las rodillas para obstaculizar las maniobras de sus rivales.

Cuando llegó, siendo un niño, de la mano de su tío Indalecio Terol, a la Escuela del Circuito Ricardo Tormo que dirige Julián Miralles para disputar el trofeo promocional, que entonces se denominaba Copa Airtel, muy pocos creían en él, pero con el paso de los años se ha consolidado como uno de los grandes. Y es que, al igual que Nico, muchos chavales más habían demostrado muy buenas maneras, pero nunca lograron superar esa barrera que separa a un buen piloto de un gran piloto. Su pasión por la moto se remonta a la infancia, ya que alentado por su padre, y sobre todo por su tío Inda, se puede decir que aprendió antes a montar en moto que a caminar.

En otro orden de cosas, este año se cumplen 40 años que dejó de celebrarse en Alicante el Trofeo Vistahermosa que estaba reconocida como la mejor carrera del mundo. Esta prueba marcó mi vida. Allí me enamoré de la moto y de las carreras. Jamás olvidaré a un joven piloto rubio sobre una Ossa que más que correr volaba por la carretera de La Cantera camino de la Albufereta; era Santiago Herrero. Mañana martes se cumplirá también el cuarenta aniversario de su trágico accidente en la Isla de Man, a consecuencia del cual falleció dos días después en un hospital de Douglas. Sirvan estas líneas como homenaje en memoria de quien está considerado por muchos como el mejor piloto de la historia.