He comenzado a escribir estas líneas con el alma saturada de tristeza, rabia e indignación que me anega de llanto los ojos, me hace apretar la mandíbula hasta el dolor físico y se apodera de mis dedos, que aporrean con más furia que nunca el teclado del ordenador. Es el mediodía del viernes y las ediciones digitales de los periódicos dan noticia de que otro machista asesino ha matado a su mujer y también a su hijo pequeño. Como las otras tres mujeres asesinadas en los últimos días (¡y ya van 31!), en este caso me temo que la noticia pasará casi desapercibida y no permanecerá más que un día en la agenda mediática. Mientras tanto, cada vez tienen mayor cobertura las últimas desvergüenzas del PP. Leo que su presidenta catalana y senadora, Alicia Sánchez Camacho, quiere presentar una moción en el Senado y en el Parlament de Catalunya para que se prohíba el uso del velo integral en las instalaciones públicas. El argumento es la defensa de la igualdad y dignidad de la mujer. Lo comparto. Creo firmemente que el velo -integral o no- es un símbolo del sometimiento de las mujeres. Pero también considero que la solución requiere de un debate sosegado en el que los argumentos sobre la libertad religiosa, la inseguridad ciudadana o la inmigración no encubran el principal: la libertad de las mujeres. Lo que no puedo digerir es que, en plena contienda electoral por las autonómicas catalanas, se utilice este tema con fines tan espurios. Eso es actuar con mala fe. El principal partido de la oposición no puede arrogarse el papel de defensa de la libertad e igualdad de las mujeres cuando precisamente su actuación ha sido y es en contra de las mismas. De acuerdo, es el mismo papel cínico que está adoptando respecto de las medidas gubernamentales contra el déficit, pero esta vuelta de rosca me parece despreciable. Porque su resistencia a cualquier iniciativa por la consecución de la igualdad y la libertad de las mujeres no se limita a la mera oposición, sino que es realmente activa. Ya lo demostraron con las mil y una trabas a la aprobación de la Ley contra la Violencia de Género. También con su oposición a la Ley de Igualdad, que recurrieron ante el Tribunal Constitucional. Esta semana le ha tocado el turno a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, de la que impugnan hasta el derecho a la educación sexual con perspectiva de género. Eso demuestra que su intención real es imponernos el velo de la sumisión a todas las mujeres, aunque éste no sea tan llamativo como el burka, el niqab o el hiyab.