LUNES

SUSPIROS DE ESPAÑA

El sabotaje sufrido por los intérpretes de "Algo pequeñito" confirma hasta qué punto los españoles damos lo de mejor de nosotros mismos cuando actuamos bajo presión, algo que el presidente Zapatero ratifica diariamente en plural mayestático. He visto varias veces las dos versiones y definitivamente prefiero la primera con su arlequín, y su soldadito de plomo, y su bailarina, y su gnomo eufórico que después resultó ser un espontáneo con barretina. La charada me recordó aquella representación subversiva que fue disuelta por dos guardias civiles que irrumpieron en el escenario. Un espectador despistado comentó con suficiencia a su esposa: "Creo que le falta realismo". Quia: aquí hemos convertido lo surrealista en cotidiano y la procesión toledana del Corpus en un conato de motín. El sábado también hubo dos guardias civiles que agarraron del pescuezo al gnomo y entonces quedó una chiquitita exhibición de cursilería que, como marca la tradición, sólo fue premiada por el jurado portugués.

MARTES

SIEMPRE HACIA SOTA VENTO

Una paradoja indiscutible de la "flotilla humanitaria" que aproaba Gaza es que sus tripulantes tuvieran un aspecto tan poco pacífico. Naturalmente, todos somos esclavos de nuestros prejuicios y uno de los míos es desconfiar de una expedición fletada por la sucursal turca del islamismo radical. En estos casos, siempre sospecho que el objetivo no es filantrópico sino propagandístico y, para qué engañarnos, nueve muertos garantizan el indignado lamento de la conciencia europea. Ahora bien, se nos dice que debemos distinguir entre "activistas, cooperantes y observadores". Los israelíes suelen despreciar estas sutilezas: primero abordaron el barco desarmados y más tarde a cañonazos. Sin duda, no ha sido su operación más brillante ni la menos cruenta; tampoco es seguro que "activistas, cooperantes y observadores" puedan usufructuar la matanza. Hace tiempo que el respetable aprendió a catalogar el bestiario de Oriente Próximo y ya no le impresionan que un Premio Nobel ejerza de tonto útil ni las crónicas de corresponsales a mayor gloria de Alá.

MIÉRCOLES

LA ESFINGE Y EL FILÓSOFO

Supongo que Felipe González se cree la reencarnación de Sócrates cuando dice que rectificar es de sabios y hacerlo a menudo de necios. Leire Pajín ha precisado que no se refería a ZP y todo el mundo ha asumido que la senadora estaba perdiendo el tiempo. Lo cual que ZP debe de ser Platón porque no ha habido discípulo que haya abrazado con tanta tenacidad la máxima del maestro "gato blanco o gato negro, lo importante es que cace ratones". Sócrates adoptó la divisa tras un viaje a China y Platón la ha hecho suya tras contemplar una docena de encuestas que le auguran el mismo porvenir que a la democracia cristiana en Irán. Quiere decirse que la inminencia de la reforma laboral es inversamente proporcional a la inminencia de que Obama y Merkel descuelguen el teléfono rojo por segunda vez. Los "agentes sociales" no logran captar la urgencia y perseveran en este drama bufo con desenlace rigurosamente socrático: cicuta.

JUEVES

LAS ESENCIAS

Existe una frontera imaginaria entre la crítica ruda y la descortesía saturada de mal gusto. Llamar "tonto nuevo rico" a Zapatero como ha hecho Pujol o "cadáver político que debe donar sus órganos" (Duran Lleida) carece además de perspicacia. Imaginen que el resultado de las elecciones catalanas haga necesario el canje de la presidencia de la Generalitat por el apoyo a los presupuestos de 2.011. Pujol y Duran pactarían con un tonto nuevo rico de cuerpo presente. Por otra parte, es posible que ambas gansadas carezcan de veracidad de sentimiento y pretendan ningunear a Montilla como sólo un nacionalista selecto puede ningunear a un cordobés intruso. Advertirán que se trata de cuestiones abrumadoramente densas que obligan a marginar otras especulaciones: por ejemplo, he leído que España necesita colocar dentro de un mes 25.000 millones de deuda pública y ningún economista sabe exactamente a quién podremos endosar tanto papel timbrado.

VIERNES

NOSTRADAMUS

Lo peor de Nouriel Roubini no es que le apoden Dr. Catástrofe, sino que sus predicciones suelan cumplirse. Curiosamente, no ha escrito nada sobre si el Cristo de la Legión puede seguir siendo el Cristo de la Legión, la clase de polémica intransferible que el resto del mundo no ha conseguido imitar. No, Roubini está obsesionado con nuestras finanzas y el pasado lunes vaticinó que podemos unirnos a Grecia en el club de grandes civilizaciones realojadas debajo de un puente. En realidad, utilizó la expresión "hallarse cerca del precipicio" y amplió el censo de este corredor de la muerte a Irlanda y Portugal. Pero hay destinos compartidos que jamás consuelan. Siempre oportunos, en CCOO han aprovechado esta tormenta perfecta para considerar inevitable la convocatoria de "realojados debajo de un puente". Pensaba inconscientemente en una cita de Anatole France que capturé en un calendario: para dormir debajo de un puente, da lo mismo ser pobre que rico. Ni el mismo Dr. Catástrofe la mejoraría.