Ayer estuvieron todos en la presentación, quizás la mejor prueba de que la vida del festival no peligra. No se extrañen 33 años no son nada... y cada mes de junio, desde hace unos cuantos, siempre surge la misma "leyenda": será la última edición y, después, viajará unos kilómetros más al norte. Se agradece infinitamente la apuesta, porque no se entendería el verano sin el cine entre las palmeras del Hort del Xocolater.

No obstante, sería bueno recordar que la CAM nos acostumbró a vivir intensamente la cultura con multitud de actos que ahora se han quedado prácticamente en nada. Eso, sin olvidarnos, del Aula Joven, cerrada a principios de año, y donde encajaría perfectamente una sucursal del Camon alicantino, tras la puesta en marcha de lugares como L'Escorxador o La Llotja. No nos corformamos con el festival (una vez al año), la escuela de pintura (una vez a la semana), sala de exposiciones (de vez en cuando) y un salón de actos (cuando se presenta). Elche, no lo duden, necesita más CAM cultural.