La verdad es que es cansado escuchar, como lo escuchamos desde hace ya por lo menos dos años, lo de las reformas estructurales. Lo cierto es que todavía estoy por escuchar a algún talentoso especificar a qué se refiere cuando habla de la necesidad imperiosa de las dichosas reformas estructurales para poder salir de la crisis. Me quedo siempre con las ganas de preguntar en plan garrulo "¡Oiga! ¿Y eso, qué es lo que es?". A la vista de lo que estamos viviendo deberíamos concluir que lo de las reformas estructurales se refiere a la bajada del sueldo de cargos públicos y funcionarios, a la congelación de las pensiones de los jubilados y la eliminación del cheque bebé y pare usted de contar. Sin embargo, no parece que estas cuestiones afecten a la estructura de nuestra economía ya que sólo afectan o, al menos así lo parece, a los dineros del Estado, situación ésta que es grave aunque no sea estructural en mi modesta opinión.

Tenemos en segundo lugar lo de la reforma del mercado laboral. Esta reforma sí que parece más estructural, pero de nuevo afectará, estoy segura de ello, a los de siempre, esto es a la clase trabajadora, es decir a la clase media, a la clase pagadora de todos los dispendios de unos pocos, y nos afectará seguro que para mal. Nos están vendiendo que los trabajadores son los causantes de la falta de confianza de los mercados financieros, que son una especie de chupópteros que chupan tanto que agotan las ganancias de las empresas de tal manera que o consienten que se les eche a la calle sin más o este país no recuperará la confianza necesaria para salir de la crisis. La verdad es que a mí me suena mal. No soy ninguna experta en esto de los mercados financieros y laborales, pero me da la sensación de que son necesarias otras medidas más importantes y éstas no son precisamente poder echar a la calle a un "mileurista" ingeniero de Caminos, Canales y Puertos con master en construcción de puertos virtuales por una cantidad irrisoria, pues el hecho de que se pague 33 días por año trabajado en vez de 45 días, es, desde mi punto de vista una minucia. Más grave me parece que al ingeniero en cuestión se le dedique a trabajos de oficina y se desprecien sus conocimientos, que se le tenga con un contrato por seis meses y que, por tanto, la empresa contratante no se ocupe de formarlo para poder sacar el máximo provecho a sus conocimientos. Nadie me puede negar que hasta la fecha bien pocos son los ingenieros, los químicos, los técnicos, los biólogos que están desarrollando funciones que tienen que ver con sus conocimientos, que son "mileuristas" y que los han dedicado a la gestión pura y dura, despreciando la formación durísima, excelente y carísima que han recibido gracias a todos los españoles que somos los que pagamos las universidades públicas.

Y todos siguen con lo mismo. Leo: "Los socios europeos han abogado por acelerar las reformas estructurales para hacer frente a la crisis y generar confianza en el presente y mejorar el potencial de crecimiento económico". Muy bonito, desde luego, pero ¿a qué se refieren? Lo que está claro es que en el mismo momento en el que un gobernante abre la boca y dice que se va a inventar un nuevo impuesto para los más ricos, estos, los más ricos, cogen y se quedan insolventes. Al gobernante le queda la posibilidad de ir al juzgado, pero claro mientras no se reformen las leyes tardarán bastante para conseguir la vuelta a la normalidad de los que se quedarán pobres del día a la mañana. Tardarán tanto como tarda un acreedor en recuperar el dinero que le deben, y esto sí que requiere una reforma estructuradísima pues mientras no se consiga agilizar los procedimientos, el miedo de los acreedores les dejará inmersos en la más absoluta desconfianza.