Durante las próximas semanas se van a poner en marcha las instalaciones del segundo centro hospitalario comarcal, el hospital del Vinalopó, hecho que representará un hito en la sanidad ilicitana. La obra está acabada y se están ajustando equipos médicos, dotaciones, personal y todos los detalles para que el lunes 17 de mayo comiencen las primeras consultas externas y a partir del 1 de junio, todos sus servicios estén funcionando a pleno rendimiento. Han pasado 33 años desde que el actual hospital iniciara su trayectoria y, desde hace ya algún tiempo, la sociedad ilicitana reivindicaba un nuevo centro que descongestionase al actual. El modelo, gestión privada de un servicio público, elegido por la Generalitat ha sido cuestionado desde los partidos de izquierda y los sindicatos, aunque sólo el paso del tiempo podrá justificar o rechazar las críticas. Por lo pronto, el anuncio de que el nuevo hospital iba a ofrecer la anestesia epidural a las parturientas las 24 horas del día, todos los días de la semana, obligó a reaccionar a los actuales gestores del Departamento de Salud 20 para que esas mismas prestaciones las tuviera la otra mitad de la población del Baix Vinalopó. Circunstancia ésta que está previsto que se comience a aplicar mañana mismo. Una comparación que puede resultar muy positiva, sobre todo si se da en las dos direcciones, ya que los usuarios del nuevo centro podrán reivindicar que se les aplique el mismo tratamiento que hasta ahora sin que se puedan introducir recortes como algunos profesionales de la medicina temen si el modelo implantado prima la utilización mercantilista de los recursos sanitarios.

Pero, además, será necesario que comience a funcionar cuanto antes la Unidad Integral Ambulatoria que se ha levantado frente al actual hospital, para catapultar unas prestaciones que a partir de ese momento y con la prevista ampliación del centro de salud de Altabix darán un paso de gigante en la atención sanitaria de una ciudad que desde hace años ya se merecía una situación como la que estamos a punto de tener.

Por otro lado, también se están completando las actuaciones para que la flamante Ciudad de la Justicia pueda albergar, de manera ya inminente tras el verano, todos los órganos jurisdiccionales con los que cuenta Elche en unas instalaciones acordes a los tiempos que corren. El vándalo ataque al archivo que la sección séptima de la Audiencia radicada en Elche ha sufrido esta semana no deja de ser un botón de muestra para comprobar las condiciones en las que se desenvuelve la Justicia ilicitana. Hace casi tres décadas que se puso en marcha un Palacio de Justicia que se ha quedado excesivamente pequeño para las necesidades no sólo de la ciudad sino de todo el sur de la provincia, sin medidas de seguridad acordes con el siglo XXI y con sedes judiciales ubicadas en diferentes puntos del casco urbano. Ha sido, desgraciadamente, un largo camino, reivindicado por todos los sectores afectados, jueces, secretarios, funcionarios, abogados, procuradores y usuarios, que debería haber llegado antes, pero que a partir de ahora paliará todos los déficits que se habían acumulado a lo largo de los últimos años.

Viviremos jornadas de inauguraciones y de satisfacciones y también, cómo no, de pugnas por intentar apuntarse el tanto de estas multimillonarias inversiones, pero, al margen de esas confrontaciones, donde no hay que perder de vista la expresión "al César lo que es del César", quien de verdad sale ganando son los ciudadanos que urgían ya estas infraestructuras tan necesarias.