Ayer, viernes 26 de marzo de 2010, el pueblo de El Campello saldó definitivamente su deuda con la figura de Rafael Altamira. Como "es de bien nacidos, ser agradecidos", lo mismo que he lamentado desde estas páginas el olvido y el desconocimiento de muchos hacia el más importante vecino que hayan tenido jamás, es de justicia que desde estas mismas páginas, hoy agradezca los actos que ayer tarde se celebraron en este municipio. Hay que aclarar que en este año del 2010, se cumple el Centenario de su nombramiento como Hijo Adoptivo de El Campello, según consta en un Acta del 26 de marzo de 1910, siendo alcalde don Marcos Vaello Galiana. Posteriormente, el 17 de noviembre de 1934, vuelve a constar en Acta el acuerdo del Ayuntamiento de dar su nombre a la calle llamada hasta entonces de San José, y el 4 de febrero de 1936, se decide designar al Grupo escolar nº 1, como Grupo Escolar Rafael Altamira. Desde entonces, un velo de silencio sobre este insigne sabio alicantino ha sido la causa del más absoluto desconocimiento de su obra y su figura, tanto en este pueblo, como en tantos otros. Ayer, este Ayuntamiento cumplió un deber histórico al descubrir dos placas conmemorativas que llevaban a la espera de convertirse en realidad, nada menos que cien años. Campello ya tiene una hermosa placa cerámica, perfectamente documentada, en la calle de Rafael Altamira y la Biblioteca Municipal, otra, realizada en metacrilato, que igualmente ostenta su nombre. A continuación, en la Sala Ramón Llul, tuve el placer de presentar a los campelleros mi último libro "Diálogos con Rafael Altamira" y se proyectó el documental "Rafael Altamira. Una generación excepcional", realizado y dirigido por su bisnieto Álvaro Ramos Altamira y se ofreció un vino de honor. Pero insisto, al margen de una celebración muy oportuna y que espero no sea coyuntural, yo agradezco de corazón a toda la Corporación de El Campello, su delicadeza al entregarme la reproducción de las dos placas inauguradas, y las palabras tanto del señor alcalde como de la concejal de Cultura, como de las dos presidentas de la Asociación Museo de Campello y de la Asociación Cívica de Acción Cultural y Social Rafael Altamira. Para mí fue una tarde muy significativa. Mi agradecimiento a todos.