El conseller de Educación, Alejandro Font de Mora, presume de haber sido en su infancia un niño superdotado y, efectivamente, a la vista de las singulares propuestas que realiza, a nadie se le escapa que el máximo "cerebro" de la Educación en esta Comunidad es una víctima más de un sistema que no presta la atención que debiera a los niños con una mayor dotación intelectual, a muchos de los cuales les conduce al más absoluto de los fracasos. El conseller que nos ha sonrojado al exigir que se impartiera en inglés Educación para la Ciudadanía y que rechaza los ordenadores en las aulas porque producen miopía, apuesta por introducir el chino entre los conocimientos de futuro de un alumnado que está a la cola nacional en materias como matemáticas o lengua. Decreta el conseller que el chino se imparta a lo largo de una única semana y sólo en diez centros. Si no fuera porque viene de Font de Mora, sería para tomarlo a broma. Camps acertó al poner al frente de un sistema educativo en vía muerta a un forense, porque a la educación valenciana lo único que le falta es la autopsia.