Nací en la calle, entre cartones rotos, algunos escombros y una puerta deshecha. Mi madre nos parió a solas. Fue una noche de invierno. La luna hizo de comadrona, el asfalto de cama

Y, uno a uno, mis hermanos y yo, fuimos llegando al mundo. No sé cómo pero, con los ojos cerrados pero el corazón abierto, guiados por el calor de su cuerpo llegamos hasta su pecho. Ella, pese al dolor, con pasión, nos lamía una y otra vez, sabiendo que así nos protegía. Pero, supongo que, nacer sin nada, no es fácil. Así que, cuatro de mis hermanos, nacieron para morir. Al poco rato ya no respiraban. Sólo quedamos dos... Y empezamos a crecer. Mi madre nos daba comida. La vida nos daba juegos. Un papel, un plástico, un trocito de tela… Cualquier objeto era un mundo por explorar.

Pero, un día, mi hermano desapareció. Supongo que fue un coche el que acabó con su vida.

Y, poco a poco, me hice adulto y me convertí por fuerza en un solitario gato. Sentirte solo es duro…. Pero estar solo es quizás peor. La vida nunca me dio mucho. Por techo, el cielo… Por cama, el suelo. Sin embargo, estaba lleno de vida. Supongo que existe una fuerza interior, algo mágico dentro de cada uno de nosotros que nos impulsa a sobrevivir por encima de todo. Mi vida, sin tener nada, tenía lo más importante: el olor de la tierra, el roce de las plantas, mil olores distintos…. Pero un día todo terminó.

Fue una mañana cualquiera. Al lado de donde dormía, encontré un trozo de comida en el suelo. Olía bien. Tenía hambre. Comí. Al principio no sentí nada. Luego un intenso dolor se apoderó de mi estómago. Intenté vomitar, no podía. Intenté respirar, no podía… Intenté vivir, no podía. Agonicé durante minutos, retorcí de dolor cada centímetro de mi cuerpo… hasta que todo se acabó. Ahora estoy muerto… Pero puedo contarte mi historia porque no es sólo mía, es la de miles de gatos que cada año morimos envenenados. Historias que nadie sabe. Gatos que desaparecen de la calle. Toneladas de animales recogidos por los servicios de limpieza que para nadie cuentan. Seres que viven a nuestro lado. Seres que mueren a nuestro lado. Gatos que para algunos no existen. o