Lo que sorprende de las 12.775 mujeres de Warren Beatty es que no fueran 12.774 ó 12.776. Tal exactitud debe de significar algo que el biógrafo, que yo sepa, no aclara. Sorprende también la apostilla de que el cálculo no incluye "polvos rápidos" ni "aventuras casuales" cuando la sal de la vida, como todo el mundo sabe, son los polvos rápidos y las aventuras casuales. Quitarles importancia equivale a decir que Warren Beatty tuvo en realidad 12.775 matrimonios, lo que lo convierte en un tipo más convencional que Álvarez Cascos. Sólo le faltaría, para colocarse definitivamente a la altura de nuestro político, haber estado furiosamente en contra del divorcio en sus años jóvenes.

Nos preguntamos si esta gente que se casa y se descasa de forma compulsiva está a favor de la familia tradicional o en contra de ella. A primera vista, parece que está en contra, pero si lo piensas bien resulta que no, pues todas sus uniones sentimentales (descontando los polvos rápidos y las aventuras casuales) han tenido, por poco que duraran, las características de un matrimonio de los de toda la vida. Son gente normal, en fin, por más que se intente mostrarlos como raros. Su normalidad es de tal nivel que quieren repetir muchas veces lo que se considera que está bien. En cierto modo, son santos laicos, verdaderos héroes de lo estándar, de lo corriente, de lo de todos los días. Cabe suponer que un tipo que ha tenido 12.775 esposas ha pasado por otras tantas mesas camillas. Alguien que ha tomado el café sentado a 12.775 mesas camillas sucesivas es un apóstol de la vida familiar.

Pues ya no me apetece leer esa biografía del actor escrita por Peter Biskind, fíjate. Se supone que un artista debería llevar una vida más apasionante, más variada, menos convencional, y resulta que el pobre Beatty debió de pasarse media existencia en zapatillas de cuadros, delante de la tele, al lado de 12.775 esposas sucesivas. Sólo compraría el libro si dedicara una parte sustancial a los polvos rápidos y las aventuras casuales, lo que no parece que sea el caso. En el fondo, en el fondo, hay muy poca gente original. Todos, con mayor o menor intensidad, tendemos a lo mismo. En fin, que la vida sentimental de Warren Beatty es lo que podríamos calificar de una tormenta seca. Por atronadora y vacía.