Se va haciendo camino al andar, que se dejó decir el poeta, todo alma, todo vida de intensos quereres. Todo camino, toda andanza se sustenta, se afirma, sobre la solidez del sendero, de esa senda que recorrieron, dicen, los pocos sabios que en el mundo han sido. Nieves y rigores de crudeza invernal. Como siempre, ya que la invernada tiene, tuvo, sus notas propias. No hay de qué asombrarse. Llegará la deshelada, bufarán vientos gélidos, anunciarán mejores rigores solares a partir de San Antón. La vieja senda por la que anda en trémulo deambular esta España mal mirada, menospreciada e insultada por ciertas turbas que no anidan en sus corazones más que sembraduras de sucios rencores. Se hace caminar en los andares, sí, pero mejor pisando con firmeza la vieja senda por donde seculares vivires dejaron testimonios de cálidos sentires. Tal cual sucede cuando el toreo se desgrana en ritmo de templadas cadencias. El temple, ese sendero por donde ha de discurrir el buen arte de torear.

Y hete ahí que Simón Casas se alza con la contratación de la plaza de Valencia, con lo que viene a completar esa ruta del Mediterráneo que, comenzando en Nimes, se asoma a Castellón, mira al Cap y Casal, sanjuanea en Alicante y rinde ruta en Málaga. Amplia opción contractual que ha de requerir oportuna atención y dedicación para que tan amplia programación se desarrolle debidamente coordinada. Aquí entra Alicante, donde es de suponer que la "gracia" municipal de reducir el número de corridas de toros, a petición de representantes de aficionados, a quienes no se les solicitó opinión alguna al respecto, quede sin efecto para la andadura 2010, puesto que si monsieur Casas acaba de mostrar su amplio poder empresarial con Valencia, lógico será pensar que cumplir en su totalidad con lo contratado en Alicante no supondrá mayor engorro ni esfuerzo añadido. Con firme caminar por viejo sendero.

Sendero de incertidumbres por la fraternal Cataluña, donde, oportuna lógica manda, los de la rosa en puño echarán de disciplina de voto en favor de que la fiesta de toros no desaparezca de allí definitivamente. Plaza aquella, la de Barcelona, que llegó a ser la primera del universo taurino. La cosa queda en manos de los "nois" de CIU, con libertad de voto. "Bon seyn" nos valga y que todo triste ruido no tenga ahí su habitación ni la malquerencia su asiento. Alicante. Enero.