Desde un tiempo a esta parte hay un asunto que está de actualidad y viene siendo "la comidilla" en Aspe, con creciente intensidad, tanto en las tertulias como en las distintas formas de comunicación: radio, televisión, prensa y foros de Internet. Sólo pretendo trasladar un razonamiento en voz alta con el único fin de poner cordura y sensatez, siempre con el respeto a la opinión de cada cual en particular y de los distintos colectivos en general, así como de su autonomía e independencia, por lo que mi comentario es a título personal. En principio, no creo que la Junta Central de Moros y Cristianos haya cerrado la puerta a la inclusión de una nueva comparsa, se llame como se llame, sino que más bien intentaba que se cumplieran todos los requisitos legales. No entendería que quienes han luchado por hacer una fiesta grande y cercana a la población ahora pusieran trabas a incorporar a la nueva comparsa, ¿O quizás no son los mismos remeros y distinto el viaje que introducimos esta nave en la procesión con nuestra patrona la Virgen de las Nieves del 5 de agosto como parte de la fiesta, por citar un ejemplo?

Por otra parte, sobre "la pureza de la fiesta" no se debate el rigor histórico, pues mucho habría que discutir sobre el asunto. Es cierto que hablamos de un conflicto entre Moros y Cristianos, no valoro el caso, únicamente pienso en la convivencia y fomentar la buena relación entre personas, claro objetivo de las comparsas. También, ¿Alguien pone en duda que los Moros y Cristianos no serían lo mismo en Aspe sin la comparsa de Estudiantes por lo muchísimo que ha aportado a la fiesta?

Sin lugar a dudas estamos hablando de una fiesta privada si su ámbito no discurriese en la calle y si sus asociados no admitieran más grupos, pues nos encontraríamos con una especie de reserva del derecho de admisión que resultaría discriminatoria y, por tanto, anticonstitucional. En ese caso, sus estatutos nunca hubieran sido aprobados por la Conselleria. Entiendo, pues, que cumpliendo todos los preceptos legales la nueva comparsa debe ser integrada en la fiesta y, a partir de ahí, ésta debe de cumplir el reglamento y someterse a las consideraciones que democráticamente adopte el órgano rector de los Moros y Cristianos.

Otro comentario merece la actitud de los responsables públicos, pues son los vigilantes de la buena armonía social. Si un colectivo usa los recursos y medios públicos (calles para desfiles u otros actos, iluminación, servicios de seguridad, limpieza y montaje, etc.), así como los económicos en forma de subvención o compra directa, y tiene una actitud discriminatoria y sectaria hacia otros grupos, ¿qué clase de representantes serían si cierran los ojos a esa realidad que afecta a un importante grupo de ciudadanos?

Los Moros y Cristianos no son patrimonio ni herencia de nadie, por lo que tengo serias dudas que la Junta Central no persiga, como objetivo prioritario, engrandecer la fiesta e intentar dejarla fuera de actitudes autoritarias.

Por lo demás, bajo mi modesta opinión, esta nueva comparsa puede sumar a la fiesta e incrementar la familia festera, y ello sólo puede entenderse en clave positiva, abonando y regando sin sembrar miedos.

Suerte, salud y que vivan los Moros y Cristianos.