Sería ilógico pensar a estas alturas que una entidad cultural niega la participación a otra en las Fiestas de Moros y Cristianos de Asè a su antojo. Del mismo modo, sería impensable querer modificar al antojo de cualquiera el modo y forma de ser de una fiesta. Se nos ocurren estas cuestiones a colación de la reciente polémica suscitada en Aspe alrededor de la solicitud de participación y colaboración en las Fiestas de Moros y Cristianos por parte de la Asociación Cristianos Contrabandistas de la Sierra Negra.

Quisiéramos comenzar hablando del concepto de identidad en la fiesta. En nuestro caso, los promotores de su implantación tuvieron muy claro su propuesta inicial: hacer de una fiesta la recreación de un hecho histórico de nuestro pueblo. Con la posterior aportación de la Embajada, las dudas, creemos, debieron haber quedado claras en lo relativo al lugar donde ubicarnos y el modo de estar. Decimos esto porque no estamos de acuerdo con la idea de pretender justificar la arbitrariedad, el todo vale, a la presencia en la fiesta de la Comparsa Cristianos de Estudiantes como se pretende hacer creer. Hoy por hoy, dicha comparsa es una de las señas de identidad de nuestra fiesta de igual forma que lo son las seis comparsas que conforman el conjunto de la Unión de Moros y Cristianos.

La celebración ya es de un modo y entendida entre Moros y Cristianos; posee una identidad y sentido claro que es aceptado por todos y, así, se ha convertido después de 30 años en la fiesta civil de mayor envergadura del pueblo que gestiona una entidad no gubernamental e independiente. Y todo esto ha sido posible gracias a los festeros integrados en las siete entidades que han formado y forman parte de la Unión. Por otro lado, quisiéramos trasladar, en nuestro caso desde la secretaría de la Junta Central, cuestiones que deseamos queden claras a cerca del modo de entender y vivir la fiesta y en cómo se ha de tratar la solicitud de una asociación que quiere sumarse a los actos. Creemos que no es objeto de opinión por parte de la Junta Central aceptar o denegar la admisión de nuevas entidades. El modo y forma queda reflejado en los estatutos. Ahora bien, asumir la responsabilidad de tener que aceptar la admisión de una comparsa identificada a priori en la línea de "contrabandistas" supone tener que decidir sobre algo que conduce a abrir un nuevo camino en la fiesta, una nueva forma de entenderla. Algo que puede provocar un cambio de dirección. No se trata de tomar una decisión para el momento sino para el futuro. En ningún caso, tratamos de utilizar uno de los derechos fundamentales, como es la libertad de expresión, para enfrentar las diversas opiniones de los festeros, ni siquiera para responder falsas acusaciones o amenazas infundadas. En todo caso, y con la única intención de continuar esforzándonos por el futuro de nuestra querida fiesta, emplazamos a todos a ser partícipes, a través de los cauces refrendados para ello, de las decisiones que determinarán el futuro de nuestras fiestas. Creemos necesario que en esta cuestión debe ser el festero quien tome la decisión. Desde la Junta Central hemos optado por resolver la solicitud de ingreso de ésta y cualquier entidad que quiera participar en la fiesta, siempre que aporten la documentación necesaria y someter dicha decisión a los festeros. De este modo las heridas cicatrizarán y dejarán de sangrar.

Comienza pues el debate y el porvenir de la Fiesta de Moros y Cristianos de Aspe. Un momento idóneo para saber hacia dónde vamos y quienes somos. Aceptemos pues la responsabilidad que nos corresponde.