Como dice el clásico corrido mejicano lo que tenía que pasar pasó y Pancho López al fin se murió. La Plataforma de Iniciativas Ciudadanas (PIC); recurrió en su momento la venta municipal del Estadio Rico Pérez a Enrique Ortiz y advirtió que ocultaba una operación urbanística de gran calado. Que no se trataba de una vía para remodelar y modernizar el estadio, sino de otra cosa. Que el acuerdo entre el alcalde Alperi y el dueño del Hércules dañaba gravemente los intereses de la ciudad, de los ciudadanos y de los aficionados al fútbol.

La última propuesta de Enrique Ortiz desborda toda capacidad de asombro. A la mejora del estadio se dedican tres millones de euros y al proyecto urbanístico treinta, mientras el proyecto deportivo del Hércules ve rebajado su presupuesto a niveles de Segunda B. Probablemente, como ya hemos anunciado, el paso siguiente sea prescindir del propio estadio y reconvertirlo en espacio edificable. Incluso, es previsible que la Sociedad Anónima Deportiva Hércules, pierda su carácter deportivo y se convierta en una empresa mercantil destinada vaya usted a saber qué actividades. El círculo se cerraría así para enriquecimiento de unos pocos listillos, para cabreo de unos cuantos ciudadanos más y para pasmo y desolación de una mayoría.

En este asunto las cosas se han sucedido de manera escandalosa. Primero, el alcalde vende el estadio a una empresa instrumental creada por los dueños del Hércules en unas condiciones onerosas para las arcas municipales y con unas condiciones secretas, pues, el contrato de compra-venta no ha sido hecho público y ni siquiera lo conocen los grupos municipales. Después, Enrique Ortiz saca la vena populista y convoca un concurso de arquitectura que produce tres proyectos y dice que iba a someterlos a votación popular. Naturalmente, ese montaje quedó pronto en agua de borrajas. Ahora, eleva el tiro y se saca de la manga un delirante proyecto que incluye torres para hoteles y oficinas, viviendas, zonas comerciales, aparcamientos subterráneos, un museo ¡la Biblia en verso¡ Y todo ello, mientras el estadio queda en un segundo plano, como un pretexto del proyecto y no como su punto neurálgico. Pero esperen, la cosa no acabará aquí. Un inefable director general del Hércules de cuyo nombre no queremos acordarnos, ha llegado más allá y propone la inclusión en el proyecto del pabellón polideportivo municipal Pitiu Rochel. Ya verán como la próxima petición afecta al mismísimo palacio del Ayuntamiento para incluirlo en la remodelación urbanística de la zona del estadio. El susodicho debe pensar que total para lo que sirve el Ayuntamiento.

Sin embargo, toda esa carrera hacia delante de Enrique Ortiz transcurre paralela a la marcha deportiva hacia atrás del Hércules. Por cada puesto que este desciende en la clasificación, Enrique Ortiz saca un conejo nuevo de la chistera. Al principio de temporada el ascenso del Hércules a primera división era pan comido. Tras la primera vuelta de la Liga el objetivo era la permanencia. Ahora, se trata de evitar el descenso. Mañana ya veremos. Tal vez, el grito del público herculano "Goiko, vete ya", debiera tener otros destinatarios.

En fin, el proyecto ahora presentado destapa una cruda realidad sobre la que la PIC ya advirtió hace meses. No se trata de un proyecto deportivo, sino urbanístico. Pero, una vez más, un ejemplo de urbanismo de promotor, fuera del control de los órganos democráticos municipales, fuera del Plan General de Ordenación Urbana y con la expectativa de que propietarios particulares puedan ser expropiados en aras de un interés público que, en este caso, sólo es el de los propietarios de un Hércules que un día fue un prestigioso club de fútbol, orgulloso símbolo de la ciudad de Alicante y hoy parece que tiene otros objetivos prioritarios. Y todo eso se hace con la complicidad del alcalde Alperi que para reforzar su aportación al tinglado involucra a una empresa semipública municipal como Aguas de Alicante. Hemos dado un paso más en la apropiación de lo público por unos depredadores sociales sin escrúpulos.

Los ciudadanos no podemos permanecer impasibles ante semejantes desatinos y, desde luego, la PIC utilizará todos los medios democráticos y jurídicos a su alcance para impedirlos. No se trata de oponerse a cualquier cosa, sino de evitar un atentado a una parte importante de la trama urbana, de defender los derechos de la ciudad y de sus ciudadanos ante un alcalde que ha renunciado a ejercer como tal y ante unas personas que ven Alicante como su propio latifundio.

Firman también el artículo de opinión por la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas: José Ramón Navarro Vera, Manuel Alcaraz Ramos, Carlos Gómez Gil, Jorge Olcina, Teresa de Nova, Armando Etayo, Reme Amat, José María Asencio, Rosana Arques, Miguel Angel Pérez Oca, Mario Serra, Ernest Blasco, Araceli Consuegra, Quico Pericás.