U n equipo de científicos franceses y alemanes ha logrado seguir la vida de un fotón desde su nacimiento hasta su muerte (0,13 segundos);. Durante ese tiempo, el fotón se golpeó contra las paredes de una caja de espejos donde se encontraba atrapado. Quiere decirse que llevó una vida absurda. ¿Y qué podría haber hecho para darle sentido No lo sabemos. Nosotros nos licenciamos en Derecho, o en Filosofía, o estudiamos un oficio. Luego nos casamos, vamos al supermercado los sábados por la tarde, con los niños y, con suerte, nos compramos una casa en el campo. Vivimos algo más de 0,13 segundos, pero nos pasamos la mitad de la vida golpeándonos contra las paredes de la hipoteca. Cualquier vida -la de un fotón o la de una mosca-, observada con cierta perspectiva, resulta igual de desalentadora.

¿Se divirtió el fotón Quizá no. En eso sí que le sacamos ventaja. La verdad es que nosotros lo pasamos bien con cualquier cosa. Nos regalan un fotón encerrado dentro de una caja y le sacamos una punta increíble. Ha salido en todos los periódicos. Y en la revista Nature. Desde nuestro punto de vista, gran parte del éxito del experimento se debe a que ha transcurrido en el interior de una caja. Nos fascinan las cajas por lo que ocurre dentro de ellas. Fíjense, si no, en la aceptación de los gusanos de seda, cuya vida transcurre en el interior de una caja de zapatos. O en la de los lápices de colores, que nacen en esa otra caja que llamamos plumier. Todo ello por no hablar de las cajas chinas, que lo mismo sirven para adornar un mueble del salón que para hacer crítica literaria.

Si el fotón es una unidad de luz, la caja es una unidad de destino en lo universal (con perdón);. Piensen, si no, en el ataúd, que es la caja por excelencia, la caja por antonomasia (qué rayos querrá decir antonomasia);, la Caja Máxima, junto a la caja de bombones de la Primera Comunión. Cuando dedicas un tiempo de los 0,13 segundos que viene a durar la vida a estudiar la historia de la caja (un invento tan importante o más que el de la rueda);, te preguntas por qué Nature no le ha dedicado aún un monográfico. Parece de cajón.