La estadística condena a Brasil a obtener uno de los peores medalleros en la historia de los anfitriones olímpicos. La selección española de baloncesto se apiadó de los organizadores, y amplificó sus opciones. Los brasileños no eran superiores. Dado que esta crónica no volará a Sudamérica, componen una estampa deplorable. Imaginen la pasividad lindante con la desidia que debieron desplegar los hombres de Scariolo, para perder el encuentro.

Mientras Pau Gasol se negaba a ganar de nuevo en solitario, como ya ocurrió ante Croacia, su socio Rafael Nadal le imprimía más garra a su choque con el insípido Sepi que la selección de baloncesto al completo. Es el único tenista que se toma en serio los Juegos, cierra el puño como si amenazara a los parisinos de Roland Garros. Jugó tres partidos en 24 horas, se cree Peter Pan.

Después de dos Olimpiadas metalizadas, la selección de baloncesto bate marcas de inoperancia. Un porcentaje de triples por debajo del diez por ciento durante la mayor parte del encuentro, Gasol fallando más tiros libres de los que encesta. Rudy necesita 40 minutos de Juegos para obtener su primera canasta, Ricky requiere 45 y marca la mitad de puntos que personales comete. Navarro debuta como anotador a los 52 minutos, y la única emoción que provoca es la melancolía.

La selección de baloncesto se desgarra, Nadal se agarra a su enésima recuperación. Un diagnóstico apresurado para los magos de la canasta, se sienten viejos. Scariolo no modificó un ápice la alineación inicial del triste debut, como si el entrenador se hubiera perdido el partido contra Croacia por lesión. Si repites la actuación, el resultado no variará, una de las obviedades que nos legó Einstein.

Nada le gusta tanto a Scariolo como demostrar que no ha aprendido una lección. Soberbia frente a Croacia, terquedad ante Grecia. Con cuatro clasificados en un grupo de seis, hasta España puede pasar a cuartos. Sin embargo, se agiganta la sombra ominosa de una eliminatoria ante Estados Unidos, que asombró en su papirotazo a Venezuela. Otra galaxia, como Nadal antes de las lesiones.

España selló un primer cuarto para 53 puntos, encadenando un carrusel de cuatro pérdidas de balón. No han aterrizado en los Juegos, Nadal los rumia desde hace meses. Parecía que el baloncesto no podía empeorar, pero el deporte siempre nos sorprende. No den por sentado el triunfo ante Nigeria. O mejor, mírenlo sentados.