Se acerca con bastante precisión a la figura, muy socorrida en el ámbito del cine, del fan o admirador compulsivo de un personaje muy popular que ha conquistado la gloria, sobre todo, en el mundo del espectáculo o del deporte, tratando de mostrar las dos vertientes del tema, la que es fruto de la devoción por su categoría profesional y la que emana de una patología.

Naturalmente, la que vuelve a privar por encima de todo es la segunda, que conlleva la configuración de un thriller que convierte la cinta en un producto que sitúa en primer plano la angustia, la tensión y la acción.

Lo más sorprendente, con todo, es que llega a las pantallas españolas casi al mismo tiempo que en el resto del mundo, lo que no deja de ser llamativo en una película india destinada al mercado local, aunque es cierto que con mayores pretensiones de lo habitual. Y además lo hace en versión original subtitulada, lo que sí que es realmente insólito.

Cuarto largometraje del director Maneesh Sharma, primero que vemos en España, ofrece toda una antología de lo que viene a ser el cine más rentable en la India, una combinación muy depurada de acción, espectáculo y escenas de masas.

Su protagonista es un joven veinteañero, Guaray, que se ha convertido en un fan acérrimo del actor Aria Khanna, hasta el punto que está decidido a trasladarse desde Delhi en donde vive hasta Mumbai, que es donde tiene su domicilio su ídolo, para felicitarle su cumpleaños y tratar de que le otorgue una audiencia, aunque sea de cinco minutos.

Es más, decide viajar en el mismo tren que años atrás se desplazó aquel y hospedarse en idéntico hotel. No se puede llegar más lejos. Con esta parte de la historia, que es la mejor con mucho, se cubre una primera mitad que abre paso a una segunda en la que la acción se desborda.