­Se consumen más que los antiinflamatorios y su venta no deja de aumentar en paralelo a los problemas de ansiedad derivados de esta crisis. Las recetas de ansiolíticos se han disparado en los dos últimos años en la provincia de Alicante. Tanto que de 2011 a 2013 los alicantinos consumieron casi 10.000 cajas más de estos medicamentos, al pasar de las 424.000 de 2011 a las 434.000 dispensadas en las farmacias de la provincia durante 2013, según los datos facilitados por el Colegio de Farmacéuticos de Alicante.

Se trata del segundo medicamento con receta más indicado por los médicos, sólo por detrás de los anticoagulantes, y el único entre los cinco que más se consumen que ha experimentado un incremento en los últimos dos años. Durante el año que acabamos de dejar atrás, y de acuerdo con los datos del Colegio de Farmacéuticos, el medicamento que más se consume en la provincia es el omeprazol, indicado para problemas de estómago. Las farmacias alicantinas despacharon el año pasado 840.000 envases de este medicamento. Le siguen los analgésicos, para el tratamiento del dolor y los anticoagulantes, para la prevención de la trombosis. Los ansiolíticos son el cuarto fármaco más consumido y por último los antiinflamatorios, indicados para el tratamiento de la artrosis.

Desde la Asociación Española de Psiquiatría Privada su vicepresidente, José Antonio López, señala que el aumento del consumo de ansiolíticos es una tónica que se repite en toda España por el incremento de los trastornos menores derivados de la situación que se vive a nivel social. «No es cuestión de que una persona haya perdido su trabajo o que tenga dificultades económicas. A veces es más el miedo que nos genera ver estas situaciones a nuestro alrededor lo que provoca que atravesemos por un cuadro de ansiedad o de depresión». No en vano, en la provincia de Alicante las consultas a los especialistas de la sanidad pública por estos trastornos se han visto incrementadas hasta en un 15%, según explican fuentes de la Conselleria de Sanidad.

Sin embargo, para José Antonio López, dependiendo de los casos, el tratamiento con ansiolíticos no es el mejor método para abordar un trastorno de ansiedad.

«Usados durante un periodo corto de tiempo y en el momento oportuno pueden resultar efectivos». El problema, añade, «es cuando se utilizan durante mucho tiempo y acaban generando dependencia». En este sentido los psiquiatras alertan del peligro de los ansiolíticos llamados «suaves» porque son los que generan una mayor adicción. «Son marcas que todo el mundo conocemos y que las recetan los médicos de familia con mucha facilidad precisamente porque se piensa que son inocuos, pero en realidad son los que más peligro tienen porque enseguida pasan al torrente sanguíneo y generan dependencia».

En muchas ocasiones «es mejor utilizar los ansiolíticos denominados de vida media-larga, que a la larga generan menos problemas de adicción».

La importancia de no quedarse en tratar sólo los síntomas

«Recetar ansiolíticos sin entrar en la causa que genera el problema de ansiedad es como bajar una fiebre alta con paracetamol sin preocuparse de buscar el origen de este síntoma». José Antonio López, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada, alerta del uso inadecuado que se está haciendo de los ansiolíticos en los últimos años. A veces «se emplean como un baño para cambiar los síntomas y no se hace con el paciente una terapia adecuada para llegar al fondo de los problemas y revertir la situación». López también advierte de la cantidad de personas que obtienen este tipo de fármacos sin receta. «Hay pacientes que los utilizan durante años y el farmacéutico ya se los da por costumbre». Para que una benzodiacepina genere dependencia hay que tener en cuenta no sólo el tipo de medicamento «sino la personalidad de quien lo consume».