Poco a poco, la industria del videojuego se ha posicionado como uno de los pilares culturales emergentes en todo el mundo. Esta posición privilegiada, impensable hace unas décadas cuando las conocidas como maquinitas se reservaban a un público que se mantenían enganchado al televisor, ha logrado descomponer en los últimos lustros, muchas de las barreras y prejuicios que arrastraba una sociedad más globalizada hacia las virtudes del entretenimiento digital, facilitando así el acercamiento de personas, sin importar género, edad o credo, al mundo de los videojuegos.

Sólo hace falta salir a la calle y echar un vistazo rápido para comprender la magnitud de la situación: en cualquier parte podemos ver a alguien con su teléfono móvil o consola portátil echando una partida rápida de camino al trabajo o mientras espera a un amigo. Son incontables las situaciones en las que los videojuegos se convierten en protagonistas a la hora de ocupar ratos muertos, pero la realidad es que a pesar de los cambios que están llevando a una industria más madura y responsable, este método de entretenimiento, nuevo para la gran mayoría, mantiene intacto desde sus inicios uno de sus pilares: la adicción.

El entretenimiento digital se completa abriendo a ojos del jugador un gran abanico de géneros y plataformas, tantas que son capaces de abarcar los gustos de cualquier consumidor de tecnología; pero no podemos olvidar que los videojuegos con un alto componente adictivo han existido durante décadas, y proyectos como ´Candy Crush´ o ´Farmville´, no surgen de la nada. Desde los salones recreativos donde los jóvenes empleábamos la paga para echar unas partidas a ´Street Fighter´ o ´Time Crisis´, pasando por los puntuales ciber cafés donde la conexión a Internet abrió fronteras a nuevos jugadores han derivado en la edad dorada de la telefonía móvil. Es innegable, hoy más que nunca, aquellas maquinitas, se han hecho un importante hueco en nuestro tiempo de ocio.

La fórmula del éxito

¿Qué tienen los videojuegos que enganchan tanto? Principalmente, mecánicas adictivas que obligan al jugador a superarse a sí mismo, a lo que podemos añadir el componente en línea para comparar puntuaciones, así como el juego cooperativo y competitivo, la búsqueda de más méritos, logros, de medirse cara a cara en la arena, de ir superando nuevas y más comprometidas metas? Los matices son infinitos, y la fórmula tan variada y amplia como su clientela, de modo que vamos a repasar algunos los videojuegos más adictivos desde el nacimiento de la industria hasta nuestros días.

Tetris

Iniciamos nuestra travesía con uno de los proyectos clásicos más innovadores que existen: ´Tetris´. La creación de Alekséi Pázhitnov supuso un punto y aparte en la industria. El sistema llegó a ser tan popular que incluso se instaló en sectores de población que miraban con total desconfianza los videojuegos. El objetivo de ´Tetris´, tan simple como adictivo, invita al jugador a ir encajando tetrominós -piezas formadas por cuatro cuadrados- para formar líneas haciendo que éstas desaparezcan, ganando así puntos para fomentar el espíritu competitivo del asunto. El desarrollo infinito del videojuego, pues únicamente perdemos cuando ocupamos completamente la pantalla de fichas y el espacio no permite ejecutar más movimientos, produce que los jugadores intenten superar su mejor marca al ritmo de una música tan adictiva como su mecánica. Cientos de proyectos posteriores han recogido, adaptado y estimulado la fórmula de ´Tetris´ para ofrecer diversos conceptos, pero paradójicamente ninguno ha llegado a igualar el grado de diversión del original.

Snake

Otro de los grandes referentes en cuanto a adicción se refiere y que también enganchó a millones de personas es, precisamente, uno de los precursores del uso del teléfono móvil como plataforma de ocio ocasional y uno de los programas más jugados en la historia; hablamos de ´Snake´, aquel juego de la serpiente, que se convirtió en un éxito de masas gracias a los teléfonos Nokia de la época. Y de hecho, el éxito del juego impulsó las ventas del terminal para sorpresa de la empresa finlandesa. En ´Snake encarnamos a una serpiente en un reducido mapa donde debemos conseguir comida para aumentar la longitud, siempre teniendo en cuenta que no podemos chocarnos contra las paredes -en versiones posteriores sí podíamos atravesarlas- ni tener contacto con nuestro propio cuerpo, esta sencilla mecánica permitía que el jugador se planteara hasta dónde podía hacer crecer la serpiente sin perder la partida.

A día de hoy estos títulos, como también ocurrió con el clásico ´Arkanoid´ y su propuesta de hacer estallar bloques sin que la pelota pasara a nuestro territorio, han sido parcialmente olvidados para dar paso a propuestas más atractivas a nivel audiovisual. Nos detenemos entonces en ´Angry Birds´ el éxito más sólido del momento. Estos coloridos pájaros han sido, sin duda, el boom mediático más importante dirigido a teléfonos inteligentes. Entre sus virtudes destaca una gran jugabilidad, incansables niveles y constantes actualizaciones, llegando hasta el punto de lanzar un título de la franquicia basado en el universo ´Star Wars´, sin contar las secuelas y obras alternativas.

Candy Crush Saga

Pero no podemos despedirnos de los videojuegos para móviles sin hacer referencia a ´Candy Crush Saga´, otro fenómeno de masas nacido en 2012 y que ha cosechado un éxito desmesurado, tanto en su aplicación propia como en la red social Facebook. Propone al jugador conceptos de los clásicos juegos de puzles como ´Bejeweled´, de hecho la mecánica de ´Candy Crush Saga´ obliga al jugador a conectar dulces del mismo color para ganar puntos, moviendo los caramelos de manera horizontal, vertical y sin dejar de tener presente los obstáculos del tablero. ´Farmville´ y ´Pet Society´, juegos en tiempo real donde ocuparnos de una granja y mascotas, respectivamente, se convirtieron en un éxito instantáneo gracias a la accesibilidad de las redes sociales, adaptando después la obra a la telefonía, pero sus efectos han sido menos duraderos y han pasado a un segundo plano en un espacio de tiempo relativamente corto.

En los ciber cafés encontramos títulos tan emblemáticos como ´Age of Empires´, un magnífico precursor de los videojuegos de estrategia en tiempo real que puso a disposición del jugador una civilización que llevar a la prosperidad, gestionando los recursos del mapa, realizando pactos entre civilizaciones y fomentando guerras contra los más poderosos. Los diferentes estilos de juego combinados con la posibilidad de enfrentar a varios jugadores por Internet, hizo de esta fórmula un auténtico consume horas. Su segunda entrega, más profunda, evolucionó con nuevas mecánicas hasta tal punto que su legión de fans ha hecho posible la aparición de una edición en alta definición para recordar viejos tiempos.

En la otra cara del espacio virtual se reunían aquellos jugadores que buscaban un estilo de juego más directo; y encontraron un videojuego que, a pesar de nacer como una modificación de ´Half Life´, revolucionó el género gracias a una jugabilidad endiablada. ´Counter Strike´, el videojuego online por excelencia hasta la llegada de los videojuegos masivos online. El programa enfrentaba a bandos terrorista y anti terrorista en una serie de mapas muy bien pensados donde cada uno de los jugadores adoptaba posiciones y planeaba estrategias -a través del micrófono del ordenador- en rondas cortas. Años después de su lanzamiento, el videojuego no solo mantiene su esencia, pues además de un lugar de entretenimiento se ha convertido en una religión para muchos jugadores.

Por último, y bajo la fórmula que obliga a la inversión regular de tiempo, es decir, que requiere cientos de horas para conocer todas las virtudes que ofrece, nos remitiremos a ´World of Warcraft´, el fenómeno de masas que nueve años después de su lanzamiento todavía cuenta con una legión de jugadores que se resiste a abandonar este denso, elaborado y sólido mundo persistente.

Popularmente conocido como WoW, la obra de Blizzard Entertainment fue el primer videojuego de rol multijugador masivo en presentar un mundo lo suficientemente adictivo como para atraer a los jugadores que ni siquiera habían oído hablar una palabra sobre videojuegos. Crear nuestro personaje, aumentar sus atributos, fomentar la comunidad a través de clanes, pero ofrecía mucho más, una vida virtual en un universo lleno de peligros y oportunidades. Otra fórmula distinta, más personal, más inmersiva, lo que ha permitido que World of Warcraft´ se haya convertido en un fenómeno mediático tan amplio que incluso se han organizado enlaces matrimoniales dentro del juego o funerales reales para despedir a jugadores que han pasado a mejor vida.

Por otra parte, no podemos darle la espalda al núcleo esencial que ha dado soporte a los videojuegos desde su nacimiento. Las videoconsolas, ya sean portátiles o de sobremesa, han posibilitado el vicio de la comunidad de jugadores donde títulos como ´Call of Duty´ o ´Battlefield´, como referentes del género bélico, colman los primeros puestos de la clasificación. Al otro lado del tablero nos encontramos con ´Pro Evolution Soccer´, ´FIFA´, la serie ´NBA 2K´ o ´Top Spin´ las insaciables deportivas, o Forza Motorsport , y Gran turismo, velocidad para especialistas en conducción virtual que ya son capaces de traspasar e ir más allá del pixel. Un gran ejemplo lo tenemos en la fructífera ´GT Academy´.

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