­El trabajo o la falta de dinero les han impedido pasar estas fiestas junto a su familia. Muchos jóvenes alicantinos que hicieron las maletas para buscar trabajo en el extranjero han celebrado la Nochebuena o el fin de año en sus países de destino, aunque sin renunciar a costumbres tan de la tierra como las 12 uvas o el turrón.

Para María Llorca la experiencia de pasar las navidades lejos de su Alicante natal no es nueva. Este es el tercer año que las celebra en Londres, donde estudia Marketing y Publicidad y trabaja en una conocida multinacional de la moda. «Trabajando aquí 20 horas gano más que lo que ganaba en España trabajando 36 horas en una tienda de decoración», señala esta joven de 25 años. Precisamente el trabajo es lo que le ha impedido viajar estos días. «No tengo días libres en la semana, aquí todo es súper estresante, pero es lo que nos ha tocado», afirma. Aunque la Nochebuena la pasó rodeada de amigos, para esta licenciada en Magisterio, las navidades fuera son distintas. «No se sienten como tal, nunca son lo mismo que pasarlas en casa con la familia. En mi caso he estado liada con trabajos de la universidad y trabajando. Casi se me olvida hasta que día era Nochebuena, así que han pasado sin más».

También en Inglaterra, pero en un pueblo de la costa llamado Newquay, vive Jennifer Juan Madrid. Licenciada en Traducción e Interpretación, hace aproximadamente un mes que esta joven de 23 años hizo las maletas «porque en España no encontraba trabajo y necesitaba mejorar el inglés». Son las primeras navidades que ha pasado fuera de casa y quien peor lo ha llevado ha sido su familia, «sobre todo mi madre, porque estamos muy unidas, por eso la echo tanto de menos como ella a mi». Para que la separación fuera menos dolorosa, la familia de Jennifer le envió una caja llena de productos españoles que no se encuentran en Inglaterra. «Yo les llevaré regalos cuando vuelva a España, cosas típicas de aquí del pueblo como el "cornish clotted cream"».

Nada menos que a 8.500 kilómetros de distancia ha pasado estos días Andrea Bagur, embrióloga que trabaja en el laboratorio de una clínica de fertilidad en Cancún, México. Sus primeras navidades lejos de casa han sido más llevaderas gracias a que su hermana melliza ha cruzado el charco para visitarla durante todo un mes. «Vino cargadita de regalos de mis padres, mis abuelos, mis tíos, amigos y de hasta mi antigua monitora de gimnasio», señala. Debido a que México es un país latino y cristiano, Andrea ha podido seguir muchas de las tradiciones españolas de estas fechas. «Se come el roscón de reyes la noche del 5 de enero, aunque aquí le llaman rosca y la tradición de las uvas con las 12 campanadas se ha traído desde España». También «he podido empaparme de algunas costumbres de este país, como comer el típico pavo relleno en Nochebuena, y romper la piñata con siete puntas que representan los siete pecados capitales».

En el otro extremo del mundo, esta vez en China, pasa estos días Tamara Pérez, ingeniero técnico de Obras Públicas de 29 años que hace el trabajo de fin de grado de Ingeniería Civil y estudia chino en Mianyang. Sus navidades, las primeras que pasa fuera de casa, han sido muy diferentes este año. «Aquí la Navidad no se celebra, pero sí que decoran centros comerciales y se escucha música navideña por algunas calles, pero es todo por consumismo». La Nochebuena la pasó junto a amigos españoles, mexicanos, cubanos y chilenos. «En el restaurante nos prepararon comida occidental y lo celebramos como una familia con regalos incluidos». La Nochevieja «la pasé en Chengdu (la capital de la provincia) en una fiesta con cuenta atrás para el año nuevo al estilo americano, así que no pude tomar las uvas».

Motivos económicos han impedido a Vicente Alberca viajar a Alicante desde Amsterdam, donde este cocinero de 35 años vive desde hace dos. «Son mis primeras navidades lejos de mi familia y a pesar de que las nuevas tecnologías te acercan, nada puede sustituir ese abrazo lleno del calor familiar o ese beso "apretao", como decía mi padre».

En Navidad, «hicimos una celebración, típica holandesa, muy divertida ya que todos los niños creen que Santa Claus viene de España». El fin de año «fue tradicional español con amigos, holandeses, japoneses, rusos, ingleses e italianos. Todos curiosos de finalizar el año comiendo doce uvas».