El navegante alicantino Cocúa Ripoll relatará el jueves 29 de octubre a las 19 horas su última aventura que le ha llevado a bordo de su velero Archibald y durante dos años hasta las proximidades del continente antártico.

Esta charla-coloquio se expondrá en el salón social del Real Club de Regatas de Alicante, acompañada de una serie de diapositivas y mapas que darán una idea real de la magnitud de dicho viaje.

Cocúa Ripoll zarpó del Real Club de Regatas de Alicante a finales de 2012 y durante seis meses recorrió, en solitario y no sin vicisitudes, el océano Atlántico hasta alcanzar la ciudad de Buenos Aires. A comienzos del verano austral el velero Archibald tripulado por Cocua y tres amigos, navegantes españoles, zarpó de la capital argentina con rumbo sur, arribando a Ushuaia, la ciudad más austral del planeta, tras afrontar las pésimas condiciones meteorológicas y fuertes temporales propias del Cono Sur.

No siendo esto suficiente y tras abastecer el barco, de nuevo el Archibald puso rumbo sur, dejando por popa el mítico Cabo de Hornos, adentrándose en el temido Pasaje de Drake, que separa el continente americano de la helada Antártida.

Tras varios días de dura navegación, un temporal extremo impidió que el Archibald arribase al continente antártico, teniendo que buscar abrigo en las islas que limitan dicho territorio, pero que a su vez contenían toda la esencia de aquel excepcional entorno.

No en vano la expedición continuó recorriendo durante los siguientes meses las costas de Tierra de Fuego, isla de Los Estados y Cabo de Hornos, para regresar de nuevo a Buenos Aires casi medio año después de haber zarpado de dicha ciudad.

Tras el paso del invierno, Cocúa Ripoll volvió a ponerse al timón de su Archibald y de nuevo en solitario puso esta vez rumbo norte, en busca de las cálidas aguas tropicales de Brasil y Caribe.

Después de un año de placentera navegación, cruzó de nuevo el océano en una travesía singular, impropia de la época, donde cinco embarcaciones cercanas a su derrota naufragaron en estas aguas atlánticas.

Por fin, el periplo concluyó el pasado mes de julio, arribando el Archibald y su patrón de nuevo a las instalaciones de su club, donde ahora descansa y a la vez proyecta la siguiente aventura.