La flota de la Volvo Ocean Race, que el pasado mes de noviembre partía del puerto de Alicante para dar la vuelta al mundo, se encuentra en estos momentos a punto de llegar a China. La cabeza del pelotón inició ayer una intensa sesión de viradas frente a la costa de Vietnam. El Telefónica de Iker Martínez lideraba la coreografía de maniobras a falta de 430 millas para llegar a Sanya, pegándose literalmente a tierra para negociar un complicado escenario con vientos de proa en el entorno de los 30 nudos y olas de tres metros.

La paliza de viradas estaba previsto que continuara durante varias horas, a medida que los barcos se acercasen al extremo sureste de la costa vietnamita, desde donde iniciarán el último tramo hasta la línea de meta en Sanya.

Cumplidas 11 jornadas de este segundo tramo puntuable de la etapa 3, el Telefónica conserva el liderato a falta de 430 millas para completar el recorrido. En el reporte de posiciones de las 14:00 horas de ayer, el barco de Iker Martínez aventajaba por 9,1 millas al Groupama de Franck Cammas, que trataba de acercarse al líder vigilando por encima del hombro la progresión del Camper de Chris Nicholson, que recortaba distancias en la aproximación a Vietnam.

A 48,7 millas del líder, el Puma no lograba el efecto deseado cuando apostó por descolgarse de sus rivales el pasado martes. El barco de Ken Read llevaba varias horas desarrollando los mejores registros de velocidad de la flota, pero ni eso ni un rumbo favorable estaban siendo suficientes para superar a sus rivales. El Telefónica ya había cruzado la proa del Puma, y tanto el Groupama como el Camper lo harían previsiblemente en las siguientes horas.

Navegando en tierra de nadie, el Sanya de Mike Sanderson avanzaba rumbo norte con poco más de un día de retraso respecto a la cabeza del pelotón.

La previsión indicaba que el primer barco podría cruzar la línea de meta en Sanya a lo largo de la madrugada del sábado.

Diego Fructuoso, tripulante de comunicación de Team Telefónica narraba que "os escribo desde la montaña rusa Telefónica, muy cerca de la costa de Vietnam. Es increíble los botes que damos. Tenemos cerca de 30 nudos de viento, que es algo normal para este tipo de barcos, pero el lugar por el que navegamos con tan poco fondo hace que se forme una ola bastante seguida y grande. Desayunar sin tirar la mitad de la leche es misión imposible. Dormir, ir al baño, etcÉ Ni os cuento. Nos quedan unas 48 horas, más o menos. Cape e Iker siguen decidiendo el plan para salir de aquí lo mejor posible".

Por su parte, Andrés Soriano, tripulante de comunicación de Team Sanya aseguraba que "navegando en estas condiciones, todo hace ruido. Y es así las 24 horas del día y los siete días de la semana, incluyendo el sonido constante del generador cargando las baterías o moviendo la quilla, o el de la potabilizadora. Ahí es cuando comienzas a comprender por qué los veteranos llevan tapones en los oídos".