También el testimonio de varios testigos y los documentos exhibidos pudo ayudar al tribunal a comprender la estrategia seguida por Gescartera, en 1998, para aminorar su agujero patrimonial y "esconder" las verdaderas aportaciones de los inversores, ya que los clientes decían que tenían más invertido de los saldos que constaban ante los auditores y la CNMV.

Gescartera, pese a negociar, durante los años 1999 y 2000, compraventa de valores por 246.945 millones de pesetas, sólo obtuvo rendimientos por comisiones por 96 millones de pesetas -unos ocho euros de media por operación-, una cantidad "insignificante", a juicio de fuentes jurídicas, pues una importante fuente de beneficios de la entidad debía recaudarse a través de esta vía.

Así, de estas cantidades y por las 70.955 operaciones en bolsa, 82 millones de pesetas fueron realizados por Link Securities, 12 millones por Benito y Monjardín y otros 2,6 millones de pesetas para Caja Madrid Bolsa.

En otro momento de la sesión, también el fiscal preguntó por la "circularización" de doce clientes realizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV);, a los que Gescartera otorga un patrimonio de 1.266 millones de pesetas, entre los que figuraban el Arzobispado de Valladolid (1.105 millones);, Eugenio García Tejerina (35 millones);, la Orden de los Agustinos y las Agustinas misioneras.

Tanto García Tejerina -quien a pesar de ser hermano del delegado de Gescartera en Valladolid no conocía la situación de insolvencia de la sociedad-, como el padre Alejandro Cuesta Redondo y la monja misionera Ana López Álvarez reconocieron que, hasta 2001, habían obtenido rendimientos o habían sacado dinero de sus cuentas por más de 30 millones de pesetas (180.000 euros);.

Por su parte, el cura de Castillo de Garcimuñoz, Teodoro Bonilla, confesó que no sabía que se le habían adjudicado pérdidas por 2.000 millones de pesetas (12,02 millones de euros);, pues apoderó al dueño de Gescartera, Antonio Camacho, para que le gestionase su cartera de valores y para que, incluso, le realizase su declaración de la renta.

Incluso se le abrieron cuentas en bancos como Bankinter y HSBC, pero él no tuvo constancia de sus inversiones hasta que le llega, en 2001, poco antes de la intervención, una nota de Caja Madrid sobre unas pérdidas de 50 millones de pesetas, aunque, tras consultar con Camacho, todavía realiza una inversión el 19 de junio de 2001, días antes de que el dueño de Gescartera entrase en prisión.

También compareció hoy el auditor de Deloitte & Touche Gumersindo Gutiérrez declaró hoy en la Audiencia Nacional que no infringió la ley cuando trabajó para Gescartera, donde comprobó únicamente que las cuentas estaban redactadas correctamente, pero no verificó si la información que le facilitó la agencia era veraz.

A pesar de ello, el ICAC penalizó en febrero de 2002 a Deloitte & Touche con una multa equivalente al 3 por ciento de la facturación, unos 540.910 euros, por las supuestas irregularidades cometidas en la auditoría de Gescartera del año 2000, la última elaborada sobre la agencia de valores, al tiempo que impuso una sanción a Gumersindo Gutiérrez de más de 6.000 euros.

Además, el funcionario José Luis Leal Vázquez, del Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (SEPBLAC); comentó la multa de 2,1 millones de euros a la filial española del Hong Kong and Shangai Bank (HSBC); por ocultar la identidad de los titulares de 138 cuentas que, según su testimonio, no pudieron relacionarse con clientes de Gescartera.

Por otra parte, intervino el consejo de la sociedad de valores Benito Monjardín, Jaime Bosque Biedma, que gestionaba el 34 por ciento de la cartera de valores de Gescartera en 1999 por más de mil millones de pesetas (6 millones de euros);, quien dijo no saber nada del "descuadre" que había entre los 192.835 títulos que constaban en Bolsas y Mercados -sociedad gestora de la bolsa- y los 239.911 valores que declaraba Gescartera.