Los Borbón Urdangarin han topado en el Supremo con una fiscal de verdad. Àngeles Garrido no se ha dejado intimidar por la figura de la hija y hermana de Reyes, a diferencia de sus colegas. De ahí que su ejemplar recurso contra la sentencia condescendiente de la Audiencia de Palma aluda con reiteración al "matrimonio" de Iñaki Urdangarin, como raíz del desfalco cometido por el cuñado de Felipe VI así en Mallorca como en Valencia. Conviene precisar aquí que se trata de un escándalo de corrupción del PP.

El recurso de la fiscalía del Supremo, que eleva a treinta años de cárcel las penas solicitadas para Urdangarin, Jaume Matas y Diego Torres, constituye la mejor disección efectuada hasta la fecha del caso Infanta. El escrito de Garrido compite en pie de igualdad con los autos de José Castro durante la Instrucción. La fiscal ha obedecido las directrices de no nombrar a Cristina de Borbón, y de respetar unos hechos probados claramente favorables a los acusados. A cambio, arremete con exactitud, determinación y fiereza contra una estafa perpetrada con fondos públicos mediante "un contrato celebrado vulnerando a ciencia y conciencia la ley".

La Infanta Cristina es inocente, pero no tanto. De ahí la insistencia de la fiscalía del Supremo en resaltar la conexión del vendedor de crecepelos con La Zarzuela, porque "la posición institucional de Iñaki Urdangarin y su proximidad a la Jefatura del Estado resultó determinante para mover la voluntad de la autoridad que asumió sin cuestionamiento sus propuestas". Es decir, que el yerno muy amado por Juan Carlos I hablaba en nombre del Rey.

La rotundidad de la fiscal, y la necesidad de quemar el último cartucho, ha obligado a la defensa de Urdangarin a poner sobre el tapete a la Casa del Rey. Es decir, a volver a emplear la táctica que logró los contratos, ahora para zafarse de la cárcel que conllevan. El abogado Mario Pascual admitió el peso indudable de La Zarzuela en el cotarro, obviado por la Audiencia de Palma. Aunque trató la conexión regia solo en condicional, su apelación sonó como un cañonazo. Hasta el abogado del exduque de Palma reconoce, con el agua al cuello, que su patrocinado hablaba en nombre del Rey. Cuesta creer que desactivara a Garrido al considerar que ese influjo sería inocente.

La fiscal del Supremo no se ha dejado envolver por la fascinación ante la Corona que trasluce la sentencia de la Audiencia, y sobre todo el auto en que denegó la entrada en prisión de Urdangarin. Además, Garrido ha restituido el honor a Mallorca, al recordar que su prestigio no necesitaba de la promoción de unos foros de pacotilla. Los Borbón Urdangarin ya no pueden dañar a Balears ni a Valencia. Ahora solo pueden causar un destrozo irremediable en la malla del Estado. Del Supremo depende.