Con pancartas y al grito de «libertad», los independentistas catalanes cortaron ayer autopistas, carreteras, calles y vías de ferrocarril en protesta por el encarcelamiento de sus líderes, en una jornada de huelga general con menos seguimiento del esperado.

Cientos de camiones y coches quedaron atrapados cerca de la frontera francesa, que fue cerrada por los manifestantes en un par de pasos menores; hubo decenas de cortes en carreteras y los trenes se vieron afectados por la ocupación de las vías en las estaciones de Barcelona y de Girona. Los manifestantes forzaron durante unas horas el cierre de la principal atracción turística de la ciudad, la basílica de la Sagrada Familia.

En total, 150.000 pasajeros de trenes resultaron afectados, 10.000 de ellos de trenes de alta velocidad, según informó la compañía ferroviaria Renfe.

En cambio, y a diferencia del paro general del 3 de octubre, convocado en protesta por las cargas policiales del referéndum de independencia dos días antes, la mayoría de mercados, tiendas y restaurantes de Barcelona abrieron sus puertas y las fábricas funcionaron con normalidad.

«El seguimiento de la huelga ha sido mínimo y residual en la práctica totalidad de los sectores, salvo en el de la enseñanza», aseguró Juan Antonio Puigserver, secretario del ministerio del Interior.

Más de 150.000 pasajeros se vieron afectados por los numerosos cortes ferroviarios protagonizados por manifestantes independentistas en una jornada de huelga en Cataluña, que perturbó gravemente el servicio de alta velocidad entre España y Francia, según la compañía ferroviaria Renfe. Los ocho trenes diarios entre España y Francia tuvieron que ser suspendidos.

El servicio habitual de trenes se vio alterado por la invasión de las vías ferroviarias en la estación de Girona desde primera hora de la mañana y en la estación barcelonesa de Sants por la tarde, la principal de la capital catalana. La policía cerró esta estación por la tarde, dejando sólo a los manifestantes a las vías.