El presidente israelí, Reuven Rivlin, ha afirmado este martes en el antiguo salón de plenos del Senado que España es "un Estado, una única entidad estatal soberana", y que "todos los problemas con los que está lidiando estos días son internos", en alusión a la crisis en Cataluña.

En un discurso ante diputados y senadores, Rivlin ha desarrollado algo más las palabras de apoyo a la unidad de España que pronunció el lunes en la cena de gala que los Reyes le ofrecieron en el Palacio Real a él y a su esposa, Nechama Rivlin, con motivo de su visita de Estado.

El jefe de Estado israelí estaba hablando de cómo la llamada 'primavera árabe' se ha convertido en "invierno" para Israel y de cómo los países necesitan "décadas" para absorber las reformas democráticas, para acto seguido decir que "no ha sido así en España e Israel, "dos democracias muy jóvenes y al mismo tiempo muy sólidas que se enfrentan a pruebas y sacudidas exteriores e interiores y consiguen superarlas".

Así, tras recordar la "amistad" entre los dos países, ha repetido lo que dijo anoche ante el Rey: "España es un Estado para nosotros". En esta ocasión, ha añadido que España es "una única entidad estatal soberana y todos los problemas con los que está lidiando son internos".

"Nuestras relaciones con todos los ciudadanos de España son muy apreciadas y rezamos para que el presente desafío se resuelva con entendimiento", ha proseguido.

España, ha dicho, no se ha "dejado llevar por la histeria ni por el populismo" y lucha contra el terrorismo "con eficacia y mano fuerte salvaguardando la democracia y la tolerancia de la sociedad española".

En cuanto a Israel, ha recordado que lleva "70 años enfrentándose a atentados terroristas y guerras incesantes" y que siempre se ve "obligado a mantener un delicado equilibrio entre la necesidad de seguridad y los derechos individuales y el Estado de Derecho", con el fin de proteger a sus ciudadanos, "tanto judíos como árabes".

Rivlin ha aprovechado también para llamar a la "cooperación", avisar contra los boicots y apuntar que en el propio Senado "hay quien critica a veces con un lenguaje excesivo la política de Israel".

De hecho, su propia visita ha estado precedida por una protesta con banderas palestinas organizada por Podemos. El portavoz de la formación en la Cámara, Ramón Espinar, ha participado en ella brevemente pero luego ha acudido a la recepción oficial a Rivlin para intentar darle una carta de protesta por la detención administrativa de menores palestinos.

Después, los diputados y senadores de Podemos han optado por no ir a la sesión solemne, con la excepción del valenciano Ferran Martínez, a quien sí se ha podido ver en el antiguo salón de plenos. En cambio, ERC, que ha sido el único grupo que se ausentado de los saludos oficiales, sí ha contado con varios senadores durante el discurso de Rivlin.

Para el jefe de Estado israelí, una cosa es la crítica y otra el boicot: "Quien intenta perseguir a Israel a través del boicot y la deslegitimación socava con sus propias manos la posibilidad de un acuerdo entre palestinos e israelíes y se encontrará a final de cuentas del lado equivocado de la historia".

Es más, ha añadido que "la tragedia, que no conflicto, entre palestinos e israelíes no se va a resolver con boicots o medidas unilaterales" y recalcado que su familia vive en Jerusalén desde hace 200 años y que allí fue posible la convivencia entre judíos y árabes "de forma excelente".

En un discurso que en ocasiones ha tenido un marcado carácter político, ha subrayado que "el Estado de Israel no es una compensación por el Holocausto, sino el deseo del pueblo judío de volver a su tierra" y ha advertido de la amenaza que en estos momentos supone para su país Irán, "el primer exportador del terrorismo asesino".

Por eso, ha dicho que espera que "los países amigos de Israel" se posicionen claramente y no admitan "ni un solo intento más de eliminar a Israel", tampoco con palabras que se dicen en foros internos o en la tribuna de la ONU.

El jefe de Estado israelí también ha dedicado palabras a la expulsión de los judíos de la Península Ibérica en 1492, "una expulsión que desgarró la larga y variada historia de la vida y la creación de los judíos en Sefarad, que perjudicó al pueblo judío y al español".

"Gran parte de la cadena del ADN cultural del pueblo judío está directamente vinculado al español, nunca ha habido relaciones normales entre nosotros, están entretejidas con lazos mutuos y especiales de fecundas influencias tejidas desde hace siglos", ha añadido.