Durante la primera sesión del juicio contra Sergio Morate, acusado del asesinato de su exnovia, Marina Okarinska, y una amiga de ésta, Laura del Hoyo, la hermana de Marina, Alina Okarinska, se ha dirigido directamente al presunto asesino nada más entrar a la sala de vistas para espetarle: "Levanta la cabeza, desgraciado, y mira a mi madre a la cara".

Posteriormente, ha explicado a preguntas de la Fiscalía que Morate "controlaba cada paso que Marina daba". "Mi hermana, por ejemplo, venía a mi casa, y cada dos por tres le llamaba para preguntar qué hacía. Siempre la vigilaba".

Ha relatado además que Sergio Morate llegó a viajar hasta Ucrania cuando Marina ya estaba asentada en su país de origen toda vez que puso fin a su relación amorosa. Morate se ha acogido a su derecho a no declarar a ninguna de las partes en el juicio que desde este lunes se celebra en la Audiencia Provincial de Cuenca.

"Ella quería ponerle fin. Eran incompatibles. Al final, incluso dormían en camas separadas", ha dicho Alina, quien ha detallado que Marina regresó a Cuenca para trabajar en Semana Santa para "no fallarle" a la dueña del establecimiento hostelero, con quien se había comprometido.

Según Alina, el control de Morate hacia su hermana era tal que incluso accedía a su teléfono móvil. "Mi hermana tenía cuentas en redes sociales ucranianas, y él llegaba a utilizar un traductor para entender los mensajes", ha detallado. Ha dicho desconocer si Morate llegó a maltratarla físicamente, pero ha reconocido que le insultaba.

De su lado, la madre de Marina, Olga Okarinska, ha dicho a preguntas del Ministerio Fiscal que su hija vivía desde hacía ocho años en España, y que conocía a Sergio Morate por su relación amorosa, que duró unos cuatro años.

Ha reconocido que tenía conocimiento de que Morate ejercía control sobre Marina, si bien nunca tuvo constancia de que hubiera sufrido algún tipo de maltrato físico. Según ha dicho, fue en el mes de marzo cuando Marina puso fin a su relación y regresó a Ucrania, tras lo que Morate le llamó por teléfono para preguntar por su hija.

Marina, según el testimonio de su madre, regresó a Cuenca en el mes de abril, coincidiendo con la Semana Santa, para trabajar en un restaurante del Casco Histórico de Cuenca, periodo en el que no volvió a tener relación con Morate. Toda vez que regresó a Ucrania, ha asegurado que Sergio llamó a Marina para pedirle que regresara a la vivienda que habían compartido a recoger sus enseres, ante lo que ella se negó reiteradamente hasta el día de los hechos.

A preguntas de su abogada, ha desvelado que Marina estaba muy integrada en la familia de Morate, llegando incluso a intervenir en el cuidado de familiares suyos. Ha dicho además que dejó un trabajo anterior en una conocida pastelería de Cuenca para irse a trabajar al restaurante del tío de Morate, algo que se produjo por mandato de su novio.

Argumentos de la defensa

La defensa de Sergio Morate sostiene su defendido "nunca tuvo pensamiento" de acabar con la vida de Marina "ni confeccionó un plan" para ello, añadiendo que había una relación entre ambos "estrecha y cordial", como a su juicio demuestra un encuentro previo en Valencia para operar a un perro propiedad de Marina.

Morate se niega a declarar. Vídeo: Agencia ATLAS/Foto: EFE

Tal y como rezan las conclusiones provisionales de la defensa, leídas por el presidente del tribunal, José Eduardo Martínez, la defensa entiende que "no es lógico que fuera intencionado, ya que Morate tenía previsto ir a un concierto a Valencia y después a Rumanía para ser padrino en el bautizo del hijo de un amigo", indicaba la defensa, añadiendo que "había muchas llamadas mutuas" entre ambos.

Morate "estaba convencido de que la situación de ruptura era transitoria", además de que era desconocedor del nuevo estado civil de Marina, que había contraído matrimonio pocos meses antes.