El presidente catalán Carles Puigdemont llega al tramo decisivo del conflicto con el gobierno central con los grandes actores de la sociedad catalana divididos, entre quienes le meten prisa para proclamar la independencia y quienes quieren que frene.

Más de 1.000 empresas han trasladado su sede social fuera de Cataluña sin demasiados aspavientos que podrían enemistarles con sus clientes independentistas. Entre ellas los dos primeros bancos catalanes, CaixaBank y Sabadell. La única empresa catalana del Ibex-35 que no trasladó su domicilio social es la de derivados sanguíneos Grifols, cuyo presidente, Víctor Grífols, es uno de los pocos grandes empresarios catalanes que apoya abiertamente al independentismo.

Los líderes de las dos organizaciones sociales independentistas, Omnium Cultural y la Asamblea Nacional Catalana , Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, son dos primeros líderes secesionistas en ir a la cárcel. Su encarcelamiento, y los porrazos de la policía a votantes ante las escuelas electorales el día del referéndum ilegal del 1 de octubre, obligan a Puigdemont a no fallarles. En el otro lado, está Sociedad Civil Catalana, responsable de la manifestación unionista más numerosa vista en Barcelona desde el auge del independentismo. Se reclama como la voz de «la mayoría silenciosa», esa mitad de Cataluña que no quiere la independencia.

La posibilidad de quedar fuera de la lucrativa liga española y sus derechos televisivos, el alcance mundial del Barça, o la variedad política de sus aficionados, han planeado sobre la respuesta de los clubes de fútbol catalanes al independentismo. Su presidente, Josep María Bartomeu, reclamó en su comparecencia en la Asamblea General Ordinaria de socios compromisarios celebrada ayer, «respeto para el Barça y la pluralidad de nuestros socios». También despejó dudas acerca de la implicación del equipo: «nadie puede dudar del compromiso del Barça con la sociedad catalana, defenderemos siempre la democracia, la libertad de expresión y el derecho a decidir». El otro club de primera división de Barcelona, el RCD Espanyol, rechazó posicionarse y entiende «que hoy, ser valientes, es no atizar el conflicto en la sociedad catalana». Por su parte, el Girona FC, reclama el derecho a un referéndum de independencia.