El profesor de Sociología Hans van den Broek ha analizado el fenómeno del radicalismo yihadista y el problema de la inmigración. Conoce qué le pasa por la cabeza a los jóvenes que, como los autores de la matanza de Barcelona, se vuelven contra la sociedad en la que se han criado y en los que ve cierto paralelismo con el radicalismo de los jóvenes occidentales de los años sesenta y setenta. Del atentado le sorprende el abandono de la táctica de los lobos solitarios. En este combate contra el yihadismo, cree que «el apoyo de la comunidad musulmana es esencial», y aboga por el trabajo de calle de policías y trabajadores sociales, de origen musulmán.

¿Le sorprende que sean tan jóvenes?

La verdad es que no mucho. Las edades de estos yihadistas o aspirantes a yihadistas siempre suelen ser las mismas, muy jóvenes, desde 17 o 18 años hasta 30, incluso alguno un poco mayor. Lo hemos visto en Holanda o Bélgica, los países de donde más jóvenes han salido hacia Irak y Siria.

¿Qué les pasa?

Se trata de jóvenes que a los problemas propios de todo adolescente para definir su identidad, unen las dificultades de los inmigrantes de segunda y tercera generación, que buscan su sentido de pertenencia en la religión. Es lo único que tienen en común con otras personas de su edad, con los nativos de los países de los que proceden y con sus propios padres, que a su vez tienen muchos problemas, al encontrarse entre dos culturas, aquella en la que han sido socializados y las de los países europeos que les acogen, y que tampoco saben cómo manejar a sus hijos. Buscan su identidad en la religión, y en sus versiones más radicales.

¿Cómo contacta un crío de 17 años con esa ideología de muerte?

Hay tres o cuatro vías. Una es través de las mezquitas radicales. Otra, a través de la da'wah, el proselitismo en la calle. En el norte de Europa hay grupos de jóvenes que van buscando a otros chicos e intentado convencerles de que se conviertan a su versión del islam. Luego hay jóvenes que pasan por la cárcel, que es una escuela de radicalismo. Y sobre todo llegan al salafismo a través de los blogs yihadistas, que hay centenares.

¿Cómo es posible que hayan pasado desapercibidos?

Sorprende que sea un grupo tan grande. Hasta ahora hemos hablado de los lobos solitarios, una táctica del Estado Islámico que permite actuar a los yihadistas sin contar con mucho apoyo, en el convencimiento de que cuanto más grande sean las redes, más fácil es que puedan ser descubiertas por los servicios de inteligencia. En este caso se les ha escapado, lo que hace pensar que han estado comunicándose por vías desconocidas.

¿Por qué se ataca en Cataluña?

La mayor comunidad musulmana está en Cataluña. La razón por la que han atacado en Barcelona tiene que ver con la repercusión que ellos buscan. En el norte de Europa, la referencia de España es Barcelona, por delante de Madrid. Es la ciudad que recibe más turistas extranjeros. Saben que si consiguen un atentado con muchos fallecidos hay grandes posibilidades de que sean de muchas nacionalidades, como así ha sido. Así aparecerán en numerosos medios.

¿Cuál es su objetivo? ¿Convertirnos?

En muchos países de África y Asia hay un gran resentimiento hacia Occidente, tienen un gran problema con la modernidad, con la economía de mercado y el sistema democrático. En los últimos 30 o 40 años, el mundo musulmán tiende hacia el fundamentalismo, el conservadurismo. La fecha clave es 1979, el año de la invasión soviética de Afganistán y de la revolución islámica en Irán. Un país chií, que supuso una inspiración para muchos musulmanes, incluso sunitas. La otra gran potencia musulmana, Arabia Saudí, le ve entonces las orejas al lobo, teme que Irán le arrebate la preeminencia en el mundo musulmán, y comienza a enviar ingentes cantidades de dinero para extender su versión reaccionaria del Islam, el wahabismo o salafismo. Comenzó a financiar mezquitas, a formar imanes ultraconservadores, y desde entonces, donde no se veía mujeres con velo, comenzó a verse el hiyab, y donde ya se veía el hiyab, comenzó a verse el niqab, incluso Marruecos o Egipto, donde no había tradición.

También en Europa.

Las mujeres no llevaban velo y ahora sus hijas sí lo hacen. El objetivo de esa corriente conservadora es que los musulmanes no se integren en la sociedad occidental. La rebeldía de los jóvenes que caen en el yihadismo se podría comparar con la rebeldía de los jóvenes occidentales de los 60 y los 70, que se integraban en grupos radicales. Hay una corriente liberal del Islam que los considera la ultraderecha, y los asocia incluso con el fascismo. Los liberales en el islam se ven cada más reprimidos y con menos margen de maniobra.

Si son fascistas, ¿requerirá una guerra como la que hubo que luchar en los cuarenta?

Lo esencial para vencer el terrorismo es contar con el apoyo de la comunidad musulmana. En Holanda, Bélgica o Dinamarca se intenta estar en la calle, en los barrios de población musulmana. Trabajan juntos policías de barrio y trabajadores sociales en contacto con las familias y las mezquitas. Y si se crea la confianza suficiente, las familias terminan avisando cuando un joven se está radicalizando, cuando se pasa días delante del ordenador, cambia de carácter... Entonces hablan con él, o le aconsejan ir a otro imán, no radical. Es importante que tanto los policías de barrio como los trabajadores sociales sean personas de origen musulmán, que son los que mejor van a entender su cultura.