La clase política valenciana se volcó ayer con Barcelona. E hizo suyo el grito de «No tenim por». Delegaciones de todos los partidos y algunos sindicatos se trasladaron ayer a la ciudad condal para participar en la masiva manifestación contra el terrorismo. El jefe del Consell, Ximo Puig, aseguró al final de la marcha: «Hoy, todos hemos sido Barcelona, Cataluña y, sobre todo, un sentimiento de seres humanos».

«Es un día fundamental para recordar a los ausentes, que tienen que formar parte de nuestra memoria porque alguien, desde el fanatismo, decidió acabar con sus vidas», lamentó Puig. Y acabó con «un mensaje muy claro: unidad contra el miedo y por la esperanza y la vida».

Por su parte, el alcalde de València, Joan Ribó, firmó en el libro de condolencias instalado en el Ayuntamiento de Barcelona, con un mensaje que afirmó, «bien fuerte y con vosotros, que tampoco tenemos miedo». Ribó participó en la protesta junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y los alcaldes de Madrid, Manuela Carmena, y Zaragoza, Pedro Santiesteve, entre otros.

Los principales partidos enviaron delegaciones a Barcelona. El PSPV, a representantes de su dirección (José Muñoz, Blanca Marín, Vicente Bufort y Sandra Martín). El PPCV fletó un autobús que partió por la mañana y en el que acudieron, entre otros, la secretaria general Eva Ortiz, y los diputados, senadores y alcaldes Luis Santamaría, Pedro Agramunt, Rubén Moreno, Eusebio Monzó o Juan Carlos Caballero, entre otros.

Desde Podemos, el síndic, Antonio Montiel, y el secretario general, Antonio Estañ. Y también Ciudadanos, con el concejal Fernando Giner. También se desplazaron a la ciudad representantes de Intersindical.

Por otro lado, las tres capitales acogieron protestas. En València, con la vicepresidenta Mònica Oltra a la cabeza, se manifestaron trescientas personas, con la corporación casi en pleno, y presencia de proclamas pacifistas y de ciudadanos musulmanes.

Por su parte, el senador de Compromís Carles Mulet calificó de «vergonzoso» que acudieran a la marcha «quienes mantienen negocios con los que dan apoyo al yihadismo». «El Gobierno y la Casa Real deben replantearse si algunas de sus amistades y negocios son éticos con los derechos humanos», dijo Mulet, integrante de la delegación de la coalición. Mulet pidió que el Estado español «se replantee algunos de los acuerdos comerciales con países y empresas que no respetan los derechos humanos y alimentan al terrorismo yihadista».