El corazón de Rita Barberá Nolla dimitió ayer por la mañana en un hotel de Madrid en medio de la más fría soledad política: suspendida de militancia en el partido que le dio su carné número tres, arrinconada en el grupo mixto del Senado, inmersa en un proceso judicial por presunto blanqueo de dinero, y en el ojo de un huracán mediático del que no despegaba la vista a pesar del sufrimiento que esas tertulias, comentarios y noticias le acarreaban casi a diario.

Con ese mismo helor político que ha marcado el último año y medio de carrera de quien fue durante 24 años alcaldesa de Valencia, de la mujer que desplegó las alas de la gaviota popular en los años noventa para que campara a sus anchas durante una generación en la Comunitat Valenciana, ese icono político al que todos los dirigentes populares rindieron pleitesía como "alcaldesa de España""alcaldesa de España y líder transformadora de la capital del Túria, el torbellino electoral que cavó una tumba política tras otra entre sus competidores en las urnas para desesperación de su oposición cívica, Rita Barberá Nolla, de 68 años, fallecida ayer de un infarto en el hotel Villa Real de Madrid a primera hora de la mañana, será hoy a priori incinerada en Valencia con «la conveniente ausencia de las instituciones públicas y los partidos políticos», según el deseo que ayer expresó su familia en un escueto comunicado público.

Esa petición familiar de aislamiento político en los actos fúnebres no solo contrasta con la dilatada trayectoria que Rita Barberá ha tenido en la arena pública. También rezuma el dolor de Barberá y los suyos con quienes la dejaron caer en su lucha ante los tribunales a la hora de defender una inocencia que ella siempre reivindicó.

Rita Barberá, de los 24 años de alcaldesa en Valencia a senadora en el grupo mixto

Rita Barberá, de los 24 años de alcaldesa en Valencia a senadora en el grupo mixto

El simbolismo de esta petición familiar es enorme y fácil de resumir: quienes no la han acompañado en la recta final de su vida, las personas que pasaron de buscar la foto a su lado a retirarle el saludo en público en un movimiento casi uniforme dentro de las filas del PP, los políticos rivales que persiguieron su harakiri definitivo sin esperar sentencia condenatoria, que no se acerquen a darle su adiós.

Por contra, la familia sí expresó ayer su «agradecimiento» por las muestras de afecto recibido.

El funeral, al que solo están convocados los familiares y sus allegados más cercanos, está previsto que se celebre hoy a las cuatro de la tarde en el tanatorio municipal del cementerio de Valencia, una instalación que ella misma inauguró.

Misa por Rita Barberá en la Catedral de Valencia

Misa por Rita Barberá en la Catedral de Valencia

Rajoy se resiste al deseo familiar

Pese a ese expreso, tajante y clarificador deseo familiar, Mariano Rajoy anunció anoche que acudiría al funeral tras confesarse «enormemente apenado». Con este aroma de anomalía, como anómalos han sido los 549 días que han pasado desde que las urnas dejaran de sonreírle, el sepelio será el punto final público de una política de raza que hoy, en cambio, puede ser despedida como si a sus espaldas no figurara un historial institucional enorme: 24 años como alcaldesa, 32 años como diputada en las Corts, un año y medio como senadora, y ocho años como presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias.

Su palmarés político luce un currículum de victorias electorales difícil de igualar: cinco mayorías absolutas consecutivas en la tercera ciudad de España con un total de 1.305.198 votos si se suman las siete elecciones a las que acudió como cabeza de cartel a la alcaldía. Y pese a todos los cargos y los votos a sus espaldas, los políticos y las instituciones no serán hoy bien recibidos en su funeral según expreso deseo de la familia. La mujer que se vio sola al final de su vida tendrá la soledad política buscada en su momento final.