La repentina muerte de Rita Barberá este miércoles a causa de un infarto provocará el archivo de la causa contra la exalcaldesa de Valencia por blanqueo que el juzgado de Instrucción 18 de Valencia remitió al Tribunal Supremo por ser senadora. Según el Código Penal, la responsabilidad penal de una persona desaparece al morir.

Barberá falleció a causa de un infarto, según ha confirmado la autopsia que se le ha practicado al cadáver. La senadora no pasaba por su mejor momento. Parte indiscutible de la historia de Valencia, como se ha destacado desde distintas formaciones a raíz de su muerte, su último año y medio ha estado lleno de sobresaltos judiciales e incluso políticos, cuando dirigentes destacados del partido en el que militaba desde hacía 40 años le pidieron que dejara su escaño tras abrir causa contra ella el Tribunal Supremo por el denominado 'caso Taula'. Ella, a la que el presidente del PP, Mariano Rajoy, llamó la "alcaldesa de España", dejó el PP, pero mantuvo su acta.

Con el polémico discurso "en valenciano" en el acto de la 'Crida' fallera en 2015, Barberá inició una etapa de dificultades, que siguió con la publicación de facturas del denominado 'Ritaleaks', la caída electoral y el 'caso Taula', que ha empañado su trayectoria en este último periodo en el que ha ofrecido explicaciones públicas para negar su presunta implicación en dos ocasiones: el 25 de febrero y el 15 de marzo de este año. Su última aparición, fue el lunes para declarar en el Supremo.

Barberá declara en el Supremo

Barberá declara en el Supremo

En la primera comparecencia de febrero, Barberá lamentó las "mentiras impunes"; las "condenas mediáticas" y el "apaleamiento público" que sufría y negaba la posibilidad de dimitir. La exalcaldesa afirmó que había hecho donativos mensuales al PP de 60,10 euros y otras extraordinarias que "nunca" le devolvieron. "La alcaldesa nunca ha tenido una caja B y nadie me entregó el remanente ni la llave de ninguna caja B. Nunca hubo caja B. Todo lo dicho al respecto es absolutamente falso", expresó, para negar que estuviera hablando "por presiones".

"No soy una persona corrupta ni desde el punto de vista económico ni moral", alegaba e incidía en que nunca había amañado ninguna adjudicación de contratos ni insinuado ninguna mordida. "Soy una persona honrada", insistía con un "inenarrable dolor anímico", para dar "gracias a Dios" porque sus padres no estuvieran vivos para ver las condenas mediáticas recibidas.

Días después, en marzo, compareció por segunda vez para aceptar el ofrecimiento del juez para declarar voluntariamente y volvió a negar financiación ilegal o blanqueo de dinero en su entorno. En esta rueda de prensa aseguró que nunca se había amañado en 24 años de gestión un contrato en el Ayuntamiento ni se había "pedido o insinuado la menor mordida". También decía que nadie le había reclamado dar un paso atrás.

Barberá, a quien le gustaba vestir de rojo y a la que el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, llegó a llamar la "alcaldesa de España" estuvo al frente del consistorio del 'cap i casal' durante 24 años, hasta que el 25 de mayo de 2015 sufrió un baño de realidad cuando perdió las elecciones municipales ante un equipo de gobierno que pasó a estar formado por Compromís, con su rival político, Joan Ribó, al frente; PSPV y València en Comú.

De ser la alcaldesa de la Copa América y la Fórmula 1, a verse superada por primera vez en las urnas, en una noche en la que llegó a exclamar "¡Qué hostia, qué hostia!", en unas palabras que fueron tomadas por algunas cámaras de televisión.

De ahí, a decidir no seguir en el consistorio, a renunciar a ejercer en la oposición y a acabar en el Senado como senadora territorial por la Comunitat Valenciana en julio de 2015 por una formación política, el PP, en la que militaba desde 1976 y del que llegó a tener el carné número tres por la provincia de Valencia pero que dejó en septiembre de este año a raíz del 'caso Taula', por el que ya estaban siendo investigados todos sus concejales en el Ayuntamiento, asesores y exasesores. Sus compañeros fueron suspendidos de militancia en marzo.

Presiones desde el PP

Las presiones que habían comenzado con anterioridad por parte de destacadas voces de su partido, volvieron a sonar en ese momento para reclamarle que diera un paso atrás. Entres ellas, las de los vicesecretarios Pablo Casado o Javier Maroto, que pedían que dejara su cargo porque no era "ejemplar" y porque sería lo "mejor para todos"; el ministro de Economía, Luis de Guindos; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes o la propia líder del PPCV, Isabel Bonig, entre otros compañeros. El expresidente de la Generalitat, Alberto Fabra, declaró públicamente que era "difícil creer" que la exalcaldesa no supiera nada de lo que sucedía en su grupo municipal.

Fabra no pone la mano en el fuego por Rita Barberá

Fabra no pone la mano en el fuego por Rita Barberá

"Barberá ha abandonado el PP. Nosotros le pedimos en su día que renunciara a la militancia. Ella lo ha hecho y a partir de ahí el presidente del PP ya no tiene ninguna autoridad para con ella", afirmaba entonces Rajoy, al ser preguntado por si creía que debería dejar su escaño en la Cámara Alta como piden otros cargos del partido.

Rajoy: "Ya no tengo ninguna autoridad respecto a Barberá"

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Sola en el Tribunal Supremo

La exalcaldesa ha fallecido como senadora dos días después de declarar ante el Supremo, órgano al que acudió únicamente acompañada por sus abogados. A su salida, tras algo más de una hora de declaración, a Barberá le esperaba un puñado de personas que la insultó a gritos de "borracha", "corrupta", "vas a pagar aunque te escondas en el Senado", "no te escondas que lo vas a pagar todo ".

En otros momentos, en circunstancias similares, Barberá estuvo al lado de otros miembros del PP que tuvieron que comparecer en sede judicial, como su amigo el expresidente de la Generalitat Francisco Camps, a quien acompañó cuando tuvo que pasar por ese trance ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana por el conocido como 'caso de los trajes', del que resultó absuelto.

En su comparecencia ante el Supremo, Barberá se limitó a reconocer que entregó 1.000 euros al partido en concepto de donación que nunca le fueron devueltos en dos billetes de 500 euros. Sobre el resto de cuestiones que se le plantearon, reiteró una y otra vez que ella no sabía nada y remitió cualquier decisión al Comité de Campaña creado para las elecciones municipales del 2015 en Valencia. Su fallecimiento obligará ahora al TS a archivar la causa.

Otro caso que le afectó en este último tramo ha sido el 'Ritaleaks', ya archivado, que investigó Fiscalía a raíz de una denuncia de Compromís por gastos de representación del equipo de gobierno de Barberá entre junio de 2011 y septiembre de 2014, en total 466 facturas por 278.000 euros.

E indirectamente, se vio salpicada por el juicio del 'caso Nóos' que llevó al banquillo a su exmano derecha en el consistorio, Alfonso Grau, y por el que Fiscalía llegó a pedir su imputación pero el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana la rechazó al considerar que no había indicios suficientes para hacerlo.