La Audiencia de Barcelona ha absuelto a los dos mossos acusados de dejar tuerta a Ester Quintana, tras concluir que la pudo herir una pelota de goma o un proyectil de precisión pero no haber determinado quién disparó, en una sentencia en la que reprocha a la Generalitat que "perjudicara" la investigación.

La sentencia, dictada por la sección tercera de la Audiencia, admite que Quintana perdió el ojo por el impacto de algún tipo de proyectil policial en lo que considera un "delito doloso de lesiones", pero absuelve al subinspector y el escopetero acusados al no haber podido comprobar quién fue el autor del disparo.

En declaraciones a la prensa tras conocerse la sentencia, Ester Quintana ha confesado su "frustración" por la absolución de los agentes y ha lamentado que no se haya "hecho justicia".

La manifestante ha lamentado la falta de investigación interna sobre los hechos y el "encubrimiento" de los agentes por parte del Departamento de Interior, al que ha acusado de ocultar pruebas incriminatorias y de cambiar sucesivamente sus versiones sobre el caso.

Quintana, que pedía nueve años de cárcel para los agentes, ha abanderado desde 2012 la lucha contra el uso de las pelotas de goma, que el Parlament acabó prohibiendo en 2014, pese a que el Departamento de Interior siempre ha mantenido que en toda la jornada de la huelga general del 14N no se disparó ese tipo de munición.

La absolución de los dos agentes, para quienes la Fiscalía pedía dos años de cárcel, no afecta a la indemnización de 260.931 euros que Quintana recibió del Departamento de Interior por haber resultado herida en una "acción policial" tras la manifestación por la huelga general del 14 de noviembre de 2012.

El tribunal sostiene en su sentencia que la actuación policial contra Quintana no solo fue ilegal, sino también dolosa, dado que el agente que disparó "necesariamente tenía que representarse que con su acción podía causar unas lesiones" como las sufridas por la manifestante.

Además, para la sala, la actuación fue injustificada, teniendo en cuenta que en el lugar de los hechos "no existía ningún altercado especialmente relevante", y contraria a los protocolos policiales: en el caso de un proyectil de "foam", el agente lo habría disparado apuntando al rostro, y, si fuera una pelota, no se habría respetado la distancia mínima de 50 metros que establece la normativa.

Pese a ello, el tribunal absuelve a los acusados ante la falta de indicios para determinar cuál de los antidisturbios que integraban la unidad desplegada en la zona efectuó el disparo y tras concluir que las dos detonaciones que Quintana dijo oír antes de caer herida podían proceder de armas distintas, a juzgar por su diferente sonido, captado por una cámara de televisión.

En ese sentido, la sentencia acusa al Departamento de Interior, que desde 2012 ha variado media docena de veces su versión de los hechos, de haber "perjudicado" la investigación desde su inicio al no dar credibilidad a la manifestante cuando mantenía haber sido herida por la policía.

El tribunal cree que la posición actual de la Generalitat, que hasta junio de 2015 no reconoció que a Quintana la hirió la policía, "contrasta, por no decir contradice, con la tesis defendida inicialmente por los máximos responsables del Departamento de Interior, que afirmaron de forma contundente que en el momento y lugar donde se produjeron los hechos no se había lanzado ningún proyectil policial (ni pelota de goma ni de foam)".

Para la Audiencia de Barcelona, "dicha toma de postura -volvemos a reiterar que adoptada por los máximos responsables políticos y policiales del Departamento de Interior- condicionó desde un primer momento, perjudicándola, la investigación de los hechos iniciada por los Mossos d'Esquadra".

Al aceptar la tesis de la defensa de que pudo ser un proyectil de precisión el que reventó el ojo a Quintana, la sentencia pone sobre la mesa el debate sobre el potencial lesivo de las balas de "foam", munición con la que los antidisturbios han sustituido las pelotas de goma tras su prohibición y que han utilizado en la última semana en los incidentes ocurridos en el barrio barcelonés de Gràcia.

La gestión del "caso Quintana" por parte del Departamento de Interior fue uno de los desencadenantes de la dimisión de Manel Prat como director de los Mossos d'Esquadra en mayo de 2014, con Ramon Espadaler (UDC) al frente de la consellería, en vísperas de que el Parlament debatiera su destitución.