Era la apuesta más clara. Íñigo Errejón, una de las mentes pensantes de Podemos, será su portavoz en el Congreso, un puesto en el que la capacidad de diálogo y la mano izquierda se hacen más necesarias que nunca dada la fragmentación del Parlamento.

Capacidad de diálogo y de tender puentes que seguro le hará falta también en un grupo parlamentario "confederal", en el que Podemos ha acordado trabajar en pie de igualdad con sus confluencias territoriales de En Comú Podem y En Marea.

Acostumbrado a las bromas por su apariencia aniñada, Errejón es a sus 32 años -los cumplió en plena campaña electoral- uno de los cerebros que puso a funcionar los engranajes de un partido que ha conseguido en sólo dos años ser la tercera fuerza política del país.

Como responsable de la Secretaría Política, este madrileño es el número dos de Podemos, además de uno de sus cofundadores, y de él provienen muchos de los mensajes que les han llevado a conseguir una amplia representación parlamentaria.

Y como director de las campañas electorales también han pasado por sus manos la mayoría de los pilares que sostienen el discurso de la formación de Pablo Iglesias.

Quienes le conocen le definen como pragmático, brillante y un gran estratega y algunos le señalan como responsable de ese camino en busca de la centralidad alejándose de sus mensajes más radicales que ha recorrido Podemos desde las elecciones europeas a estas generales.

Un viaje del que se descolgó otro de los fundadores del partido, Juan Carlos Monedero, quien salió de la dirección alertando de los riesgos de que Podemos caminara hacia la moderación, en lo que muchos interpretaron como un pulso ganado por Errejón. El currículum de Íñigo Errejón le presenta como un joven sobradamente preparado.

Doctor en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid, hizo su tesis sobre el primer gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia, grupo del que fue asesor político en 2006, y en 2009 trabajó en la campaña electoral de las presidenciales en ese país.

Poco después impartió clases en el Instituto de Altos Estudios Nacionales de Quito (Ecuador) y ya en 2011 junto a otros destacados miembros de su partido se implicó activamente en el 15M.

Él mismo recuerda que tres días después de aquella protesta en Madrid tuvo que leer su tesis doctoral ante el tribunal, que le otorgó un sobresaliente 'cum laude'.

Se lee en la página web de su partido que también ha sido investigador visitante en diferentes universidades en Estados Unidos y Europa y actualmente es investigador postdoctoral en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (Madrid).

Errejón es un estudioso de la democracia y el conflicto político, el análisis del discurso y la hegemonía, los procesos de cambio político y transformación estatal en Latinoamérica.

Habla varios idiomas, entre ellos el catalán, lengua en la que es capaz de defenderse muy bien incluso en un mitin y cuentan los que le conocen que le gusta la reflexión pausada, esa para la que no tendrá tiempo ahora en el Congreso.

De carácter afable y cordial, Íñigo Errejón es una persona cercana. "Un buen compañero", afirman en su entorno, y domina muy bien el escenario de las tertulias políticas en las que nunca sube el tono y para las que, como muchos otros miembros de su partido, se entrenó en La Tuerka.

No se ha librado, sin embargo, de ser blanco de algunas de las críticas que se ha llevado Podemos desde su nacimiento y el expediente informativo que le abrió la Universidad de Málaga en diciembre de 2015 para aclarar si había vulnerado sus incompatibilidades copó primeras páginas de muchos periódicos.

Íñigo Errejón dio con Podemos el salto de la academia a la política y ahora tendrá que cambiar los platós de televisión por los pasillos y la tribuna del Congreso.