"Incapacitada para defenderse y en estado de sedación", así describió esta mañana en el juicio por el crimen de Asunta el estado de la víctima en el momento de su muerte uno de los expertos del Instituto Nacional de Toxicología, que expuso el resultado de las pruebas.

La menor tenía 0,55 microgramos/mililitro de benzodiacepinas en sangre y 0,10 de paracetamol, tras la ingesta de unas 27 pastillas el día de su fallecimiento (como adelantaron hace unos días expertas en Toxicología de Santiago; en este análisis la concentración en sangre ascendía a 0,68 microgramos/mililitro, pero son variaciones "lógicas" en función del método de análisis). Los expertos confirmaron, tras analizar las muestras de cabello analizadas (de tres centímetros), que la pequeña consumió lorazepam y nordiazepam (un metabolito activo del diazepam) de manera continua en los meses anteriores. Según la longitud de la muestra del pelo, pudo ser entre dos meses y medio e incluso seis meses antes (en función del crecimiento del cabello, que puede variar en cada persona). Sí confirmaron que hubo un "consumo repetitivo por un periodo prolongado en el tiempo".

Los especialistas en Toxicología expresaron también que el medicamento se encontraba en sangre, en cuerpo y eliminándose a través de la orina, es decir, en las tres fases del proceso habitual en la ingesta de fármacos: se absorbe, se metaboliza y se elimina. Sí indicaron los especialistas que en el contenido estomacal "no había restos de comprimidos, que se pudiesen detectar visualmente".

Proceso digestivo

En cuanto al contenido gástrico, según el análisis, había fragmentos parcialmente digeridos, "restos vegetales de hortalizas y restos de carnes". "Lo más evidente era un champiñón entero, una estructura que tarda en digerirse", expresó la experta. Todos estos datos indican que la ingesta de alimentos se produjo entre tres y cuatro horas antes de su fallecimiento, por el estado de la digestión. Los tiempos son los mismos que los manejados en la autopsia. También la experta que analizó hoy las muestras añadió: "nunca más de seis horas", ya que en este caso no habría ya alimentos, "el estómago estaría vacío". Añadieron que el contenido era sólido, no había líquido, lo que indicaría que no bebió al menos una hora antes.

Los efectos del lorazepam alcanzan la concentración máxima tras absorberse entre la media hora y las tres horas, en función de varios condicionantes que pueden ralentizar su efecto. La ataxia o pérdida de equilibrio es lo último en aparecer. Añadieron que los efectos empiezan a notarse entre los 15 y los 45 minutos. La vida media del lorazepam en el cuerpo es de entre 9 y 19 horas.

Isopos

El punteado blanquecino detectado en la cara de la niña, tras su fallecimiento, puede tratarse, según los expertos "de un aceite de origen vegetal", habitual en cremas de aseo de cuidado personal y en productos cosméticos. Podría estar mezclado con restos de tierra.