Juan Carlos Jiménez tenía 15 años cuando su cuerpo desnudo apareció en marzo de 2001 en el parque Valdeserrano de Fuenlabrada (Madrid), con graves quemaduras en los testículos y dedos y múltiples heridas por arma blanca.

Más de 14 años después no se ha podido encontrar a quien o quienes le mataron. Lo recuerda a EFE el presidente de la Asociación Nacional de Víctimas de Delitos Violentos (ANVDV), José Miguel Ayllón, quien pide a la Policía que reactive la investigación para encontrar al culpable de la muerte de este miembro de una familia humilde que sigue llorándole.

Sólo es uno más de los casos aún sin resolver. Uno más de los que han vuelto a salir a la luz tras la resolución recientemente por la Guardia Civil del asesinato de Eva Blanco, la joven de Algete (Madrid) que murió hace 18 años.

Quizás a la familia de Juan Carlos no le queden ya fuerzas para pelear tanto como lo está haciendo Francisco Holgado, el "padre coraje", que ha recorrido a pie más de 600 kilómetros desde Jerez de la Frontera (Cádiz) hasta Madrid para exigir justicia por el asesinato de su hijo, que podría prescribir el próximo 20 de noviembre.

Su hijo Juan fue cosido a puñaladas en 1995 en una gasolinera de Jerez en la que trabajaba en turno de noche. Cuatro personas fueron acusadas del crimen, pero el Tribunal Supremo las absolvió en 2006. Desde entonces Francisco no desiste en su lucha.

El 15 de noviembre se cumplirán 18 años del asesinato de Ana María Fernández. Su cuerpo también apareció cosido a puñaladas junto a un contenedor de escombros en el barrio del Carmen de Puertollano (Ciudad Real). Nadie ha pagado aún por el crimen. Sus padres no se resignan y siguen clamando por una investigación que, según ellos, no se llevó bien desde el principio.

El caso Yeremi

Más de 8 años lleva la Guardia Civil buscando a Yeremi Vargas, un niño que con siete años desapareció en Vecindario (Gran Canaria). Es uno de los casos a los que el Grupo de Delitos contra las Personas de la Unidad Central Operativa (UCO) del instituto armado empeña día a día su trabajo.

Uno de sus miembros, el capitán Álvaro Montero, asegura a EFE: "No vamos a parar hasta esclarecer los hechos y poner al autor en manos de la Justicia".

Salvador Crisanto Barrio; su esposa, Julia Dos Ramos, y su hijo Álvaro, entonces de 12 años, fueron apuñalados en junio de 2004 en su domicilio de Burgos. Otro hijo fue detenido e imputado por el triple crimen. Era menor. Un juez de Menores sobreseyó la causa contra él en 2010. El caso sigue sin resolver.

Al igual que el de la profesora de inglés en el Colegio Británico de Madrid, Natividad Garaya, también cosida a puñaladas en Santander cuando salía del Club de Tenis donde había asistido a una boda.

El misterio sigue rodeando la muerte de la profesora, aún no resuelta y sobre la que se abrieron varias líneas de investigación: desde un juego de rol hasta una muerte a cargo de sicarios pasando por la posible autoría de un preso de la cárcel cántabra de El Dueso en permiso.

Incógnitas sobre los posibles autores que aún hoy se mantienen en este y en los otros casos, difíciles todos ellos para los investigadores. También lo era el de Eva Blanco y se ha resuelto. La esperanza es lo último que se pierde.