"La trajo su padre. Me comentó que estornudaba, hablamos de que a lo mejor tenía rinitis alérgica. No recuerdo si prescribí un espray nasal, puede ser que lo haya prescrito". La pediatra de Asunta Basterra, María Isabel Martínez, uno de los testigos clave en la sesión de ayer, explicó que la llevó Alfonso antes de verano en una visita "rápida" a la consulta. Fue en ese momento cuando le comentó que la niña estornudaba. La pediatra, además amiga íntima de la familia (ya de los abuelos) y que siguió a Asunta desde pequeña, no concretó ayer qué medicamentos pautó. Probablemente un inhalador, "sí, pude prescribir un corticoide suave" tipo Flixonase nasal, y recomendarles, no cree que se lo recetase, "un antihistamínico, en pastillas, además del inhalador". "¿Y algo en polvo?", le preguntaron en la sala. "En polvo, no". En este punto fue rotunda. "¿Y Orfidal, pudo habérselo prescrito?": "No", más tajante, si cabe.

"Era una niña sana, básicamente sana", sin dolencias diagnosticadas, expresó la pediatra, que además de su consulta en el Clínico mantenía una relación estrecha con la familia de Rosario Porto. "En 2013, antes de verano, vino varias veces a poner la vacuna de la hepatitis B en el departamento de Medicina Preventiva", expresó. Los distintos episodios de mareos de Asunta en clase previos a su fallecimiento en septiembre de 2013, relatados por varias profesoras, centraron la sesión de ayer en los juzgados de Santiago. Fue la séptima jornada, en la que testificaron 16 personas, entre docentes, vecinos, facultativos, farmacéuticas, madres de compañeras de la niña y su cuidadora.

Fue el día 22 de julio, jornada en la que la llevó su padre a clase, al igual que el día 9 de julio (en el que también se encontró mal), cuando la niña le contó a una profesora, María José, de la Escuela de Música Play, como ayer relató con concisión e intensidad la propia docente, que le estaban dando algo que la mareaba. Según los testigos, Basterra expresó esos días, al dejarla en clase, que se encontraba mal; dijo en una ocasión "drogada", como una manera de hablar, según los testigos, o que tomaba "un tratamiento fuerte para la alergia". En todo caso, ese 22 de julio, la directora, María Isabel, acudió ex profeso a la escuela, durante la clase de violín de la niña, alertada por la profesora, que notó que fallaba al coger el arco. "Al llegar quise hacerle una broma pero no me la siguió. Me dijo que llevaba dos días durmiendo", contó la directora de Play.

María José, la profesora, notó algo muy raro en la niña, incluso en la manera de sentarse cuando descansó un momento. ¿Estuviste con alergia?, le preguntó. "No, no, yo no tengo alergia, no sé lo que me están dando, nadie me quiere decir la verdad", relató ayer la docente, palabras que puso en boca de la niña en aquel momento. "Me dieron unos polvos blancos que sabían fatal, a mí nadie me quiere decir lo que pasa", dijo la niña. Le preguntó qué había desayunado y no se acordaba, algo muy extraño en una niña con una memoria como la de Asunta, según la docente. Salió al pasillo y se sentó "de forma rara". ¿Quién te los dio?, preguntó la docente. "Mamá". ¿Y a mamá? "Una amiga, en el portal", añadió María José. Posteriormente el abogado de Porto, Gutiérrez Aranguren, puntualizó si se había especificado que la amiga de mamá era doctora, pero no se concretó. Al término de esa mañana, del día 22 de julio, la recogió Alfonso Basterra. A la docente también le chocó que el padre no preguntara por su salud. "No le damos nada, como mucho un flis flis, para la nariz", expresó el padre, según María José. La niña se fue "caminando" con su padre.

El 9 de julio había ocurrido un episodio similar, en la Escuela de Altos Estudios Musicales. En este caso la llevó Basterra y advirtió que no estaba bien y la recogió la madre, que mostró su intención, según los testigos, de llevarla al médico. En esta ocasión la niña estaba como "sonámbula" y "no reaccionaba ni miraba a los ojos". Su cuidadora expresó también que en otra ocasión la niña le dijo que había estado "malita" y que tenía "mal sabor de boca". En algún momento de la sesión de ayer, con numerosos testigos, se intentó vincular los hechos del 9 y del 22 de julio, episodios de mareos de la niña, con la retirada de Orfidal en farmacia los días previos por parte de Basterra. Aranguren, abogado de Porto, expresó al terminar la sesión, que la madre se muestra preocupada y cansada. "Nada demuestra su culpabilidad", dijo. Preguntado por si sabe quién suministró Orfidal a Asunta, como reveló la autopsia de la pequeña, avanzó que en los próximos días "habrá revelaciones, de mi parte y espero que de alguna de las acusaciones".

La profesora de ballet, que también declaró ayer, confirmó que mandó a las alumnas comprar una bola gris de pilates (el color indica el tamaño por edades) para disponer de ella "para octubre", dato que da crédito a la intención de Rosario de comprarla en Decathlon la tarde de los hechos. Explicó que faltó un par de días a clase, por resfriado y exámenes, y relató que los días 19 y 20 de junio bailó con ella y estaba "perdida en los pasos, confusa".

Declaró que la caracterización de las niñas, maquilladas, en la actuación (en referencia a fotos mostradas) es totalmente normal: "Duele que se haga una versión retorcida de lo que podría ser una simple interpretación escénica", dijo. Le chocó que fuera Asunta quien le preguntó qué nota había sacado (sobresaliente) cuando hacía unos días se la había enviado por correo a Rosario. También indicó que fue el primer verano en el que no vio a Asunta en todas las vacaciones. "En los años previos siempre acudía a las clases estivales", concluyó