Además de los presupuestos de 2016 que el Gobierno quiere dejar listos antes de la convocatoria de elecciones, una treintena de leyes esperan turno para ser aprobadas en los apenas dos meses y medio que restan hasta la disolución de las Cortes, entre ellas la polémica reforma del aborto.

Pese a la premura del calendario y a la carga de trabajo adicional que supone aprobar los presupuestos dos meses antes de lo habitual, el Ejecutivo no renuncia a sacar adelante todas estas normas.

En total, son 32 proyectos de ley -cuyo autor es el propio Gobierno- y otras dos proposiciones de ley presentadas por los grupos parlamentarios.

La mayoría de los proyectos están ya en trámite en el Senado a falta de que sean remitidas al Congreso para su aprobación definitiva, siempre y cuando la Cámara alta introduzca enmiendas en los textos.

Es el caso de la reforma de la ley del aborto -que ha provocado diferencias en el seno del PP-, la del recurso previo de inconstitucionalidad para los estatutos de autonomía -impulsada conjuntamente por el PP y el PSOE- la Ley de Enjuiciamiento Criminal, la de Segunda Oportunidad, la de la Carrera Militar o la de Asistencia Jurídica Gratuita, entre otras.

Aprobadas ya en el Senado y que están a la espera de ser incluidas en un nuevo pleno en el Congreso se encuentran la ley del Voluntariado y la del Tercer Sector de Acción Social.

Solo tres, además de los presupuestos generales del Estado, se encuentran en su fase inicial de tramitación en el Congreso.

Hay que tener en cuenta que todo proyecto legislativo que no es aprobado antes de la convocatoria de elecciones decae y debe ser el siguiente Gobierno o el Parlamento que salga de las urnas el que recupere, o no, esa iniciativa.

Con el almanaque en la mano, y contando con que en la última semana de agosto ya habrá pleno en el Congreso para debatir las enmiendas a la totalidad a los presupuestos, apenas queda tiempo para convocar otra media docena de sesiones plenarias para culminar todos los proyectos acumulados.

Y es que la tramitación de los presupuestos va a marcar el calendario parlamentario de aquí a las elecciones generales que ya, por fuerza, serán en diciembre, lo más probable el día 13, aunque legalmente podrían convocarse incluso para el 20.

Los planes del Gobierno es que las cuentas públicas tengan su visto bueno definitivo en un pleno del Congreso el 22 de octubre, a tiempo para disolver las Cortes y convocar elecciones para esos días de diciembre, poniendo fin a una de las legislaturas más prolíficas de los últimos tiempos.

En estos más de tres años y medio, el Ejecutivo ha presentado 163 proyectos de ley, de los que 131 ya han terminado su tramitación parlamentaria, la inmensa mayoría aprobados con modificaciones sobre el texto que remitió en su día el Gobierno.

También los hay, como el proyecto de ley de medidas urgentes para reforzar la protección a los deudores hipotecarios, cuyo contenido quedó incluido en otra norma.

Los grupos parlamentarios han presentado esta legislatura 229 proposiciones de ley, de las que 160 han sido rechazadas por la mayoría parlamentaria o retiradas por sus autores.

A día de hoy, 68 proposiciones de ley se encuentran todavía en algún momento de su tramitación, en su mayoría esperando a que sean debatidas en pleno, aunque por los plazos sólo culminarán su tramitación parlamentaria dos de ellas, la de reforma del aborto y la del recurso previo de inconstitucionalidad.

El Parlamento también ha analizado cuatro reformas de estatutos de autonomía, de las que se han aprobado dos. Una de Castilla-La Mancha para modificar el número de diputados de las Cortes de la región, y otro de Murcia, para permitir al Ejecutivo de la región la aprobación de decretos en casos de urgente necesidad.

Durante la IX legislatura, la última de José Luis Rodríguez Zapatero, se presentaron 147 proyectos de ley, aunque más de una veintena no llegaron a aprobarse y caducaron al final del mandato.

En su primer Gobierno de 2004 a 2008, el PSOE llevó al Congreso 152 proyectos de ley, aunque por debajo de los 175 de la segunda legislatura de José María Aznar, o los 192 de la primera, de los que sólo caducaron una decena al final de la legislatura.