Los libros de texto adaptados a las exigencias académicas de la reforma educativa supondrán una nueva carga para las economías familiares, denuncian algunas asociaciones de padres y alumnos, pues será necesario adquirir manuales nuevos al tiempo que se reducen las ayudas públicas para la compra.

El cambio de los textos es uno de los efectos "malos" de la Ley para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), según interpreta el presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa), Jesús Sánchez.

Recuerda, en declaraciones a Efe, que ya se habían constituido bancos con los libros de la reforma educativa de 2006 fomentados por estas asociaciones en los centros educativos para paliar la situación económica "angustiosa" de las familias.

También el presidente de la Federación de Asociaciones de Estudiantes (Faest), Fidel González, coincide en que supondrá un "transtorno" para muchísimos de estos bancos.

"Mostramos todo nuestro rechazo y asombro -enfatiza- porque, viendo que la situación de las familias sigue igual o peor, este tipo de cosas las machaca".

La secretaria general del Sindicato de Estudiantes, Ana García, opina que el Ministerio de Educación no tiene "ninguna preocupación" por garantizar la calidad de la enseñanza, sino los "beneficios millonarios" de las editoriales principales.

La renovación de los libros será "un recorte sobre el recorte", indica en alusión a la bajada de los presupuestos públicos para la adquisición.

Lo ve diferente Anele, la principal asociación de editores de libros de texto, que recuerda que algunas comunidades ya están en el momento de renovar los libros actuales debido al deterioro, aunque solo sea por el uso.

Su presidente, José Moyano, niega que éste sea un producto inflacionista.

Añade que, sin olvidar que son tiempos de crisis, el desembolso en libros de texto no es tan exagerado, si se tiene en cuenta que el alumno los usa todo el año, lo que equivale a una media aproximada de 0,3 céntimos diarios, o que los padres pueden llegar a gastar más en cualquier aparato tecnológico para los hijos.

Lamenta que se cargue contra un elemento cultural de primer nivel, que es "prácticamente la única dotación bibliotecaria" de muchos hogares, y destaca el esfuerzo de calidad que hace el sector editorial.

En una nota, la Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos (Concapa) vuelve a pedir al Gobierno que ayude verdaderamente a las familias, pues los materiales didácticos suponen un coste "irracionalmente elevado", especialmente en tiempos difíciles.

La Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (Canae) cree que los fondos para financiar libros no deben reducirse, sino aumentar para garantizar la gratuidad efectiva de la educación.