Una flecha en forma de mancha verde y marrón cargada de gases, peces y residuos del fondo marino vuela sobre el Mar de Las Calmas rumbo a La Restinga. Es el indicativo de que el magma, que se acumula bajo la corteza terrestre, presiona en busca de una salida. Los científicos, ahora, no descartan que la erupción tan esperada y que comenzó el pasado lunes a emanar material volcánico pueda, incluso, explosionar en tierra. La Restinga, totalmente desalojada desde el pasado martes, es el primer punto que se cruza en el camino del magma.

Lo que en principio fue una expulsión de material volcánico en aguas profundas de El Hierro, a unos mil metros de la superficie y unos cinco kilómetros alejada de la costa, a última hora de anoche era una fisura sobre la corteza terrestre que no dista de tierra firme más de un kilómetro y medio y cuya profundidad podría rondar los ciento cincuenta metros, una cifra discutida por pescadores que llevan más de cincuenta años faenando en la zona y que aseguran que, en el lugar en que a última hora de anoche se veía la punta de la mancha verde, no hay más de ciento veinte metros de profundidad. El peligro, según los científicos, vendría en el momento en que el magma se sitúe por debajo de la cota de cien metros.

"La situación puede continuar igual de fea que ahora", explicó anoche en rueda de prensa Ramón Ortiz, uno de los científicos del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) desplazados a El Hierro. Los investigadores que siguen el fenómeno a través de las nueve estaciones de control situadas en la Isla y que la mantienen completamente monitorizada desde hace semanas, viven en la más completa incertidumbre y no se atreven a hacer un pronóstico sobre lo que pueda ocurrir. Lo más cercano a ello lo dijo anoche Ortiz, que explicó que se pueden producir tres escenarios distintos: "Que el fenómeno vulcanológico iniciado el pasado lunes se mantenga donde está, [a poco más de un kilómetro de la costa], que emigre hacia el sur mar adentro, a aguas profundas, o que llegue a tierra. Las tres cosas pueden ocurrir", afirmó

Ortiz considera que "aún hay mucho magma en el fondo que busca una salida, por lo que no podemos hacer pronósticos de ningún tipo. Tal y como está la situación, yo puedo hacer un pronóstico distinto cada hora", explicó. Lo que sí parecen tener claro los científicos es que el temblor de 4,3 grados en la Escala Richter que el pasado sábado sacudió EL Hierro ha provocado una fractura en la corteza terrestre. De ahí que, desde el pasado miércoles, una mancha verde que ayer tuvo tonalidades de marrón por según qué zonas se agrandara con el paso de las horas y pusiera rumbo a La Restinga, el pueblo desalojado el pasado martes por las autoridades. Esa mancha verde sobre el mar, según los científicos desplazados a El Hierro desde hace semanas para seguir el proceso volcánico, responde a lo que ellos llaman "emisión fumaroliana", que no es más que la expulsión de gases de las fisuras que se van abriendo en la corteza terrestre a raíz de la pelea del magma por salir de las entrañas de la tierra.

Otro de los detalles de la evolución de la crisis es la disminución de la señal de tremor a lo largo del día de ayer. Ello podría ser compatible con que, a lo largo de la fisura que supuestamente se ha abierto durante los últimos días, el magma esté saliendo y genere que los temblores disminuyan de forma considerable y casi desaparezcan.

La mancha verde que se empezó a ver a última hora de la tarde del martes se escurrió ayer sobre el mar de forma paulatina. Si a primera hora de la mañana se podía apreciar como existían dos manchas distintas, con agua azul en medio, durante la tarde se unieron y empezaron a crecer de forma rápida, siempre en dirección a La Restinga y contracorriente, según aseguraron los pescadores de la zona.

A media tarde de ayer y en cuestión de minutos a la famosa mancha se le unieron otras pequeñas manchas que le nacían por delante del extremo que enfilaba La Restinga, con la otra punta ya completamente perdida en el horizonte. "La mancha es la anécdota", explicó Ramón Ortiz. "Lo importante es que la actividad continúa y hay gran cantidad de magma buscando salida", subrayó.