El juicio contra Andoni Zengotitabengoa, acusado de fabricar y almacenar explosivos para ETA en Portugal, ha revelado que la organización terrorista intentó mantener una base para atentar en España desde suelo luso.

La primera vista ha concluido hoy tras más de ocho horas de sesiones con la decisión del tribunal de Caldas da Rainha de prolongar el proceso, que debía concluir este miércoles, un día más, el 4 de octubre, para que se puedan oír la treintena de testimonios previstos, según explicó el magistrado Pablo Coelho.

Varios de los once testigos que declararon hoy identificaron a Zengotitabengoa y otro presunto terrorista, Oier Gómez Mielgo, detenido en Francia, como los inquilinos del chalet de la cercana localidad de Obidos en la que, según los fiscales, guardaban más de una tonelada de explosivos destinados a cometer atentados en España.

El informe de los fiscales, divulgado hoy en el tribunal, señala que los dos supuestos etarras llegaron a Portugal en el último trimestre de 2008, dos años antes de que se encontrara, en febrero de 2010, el arsenal que habían reunido.

Pero ya desde 2007 había "sospechas fundadas", señala el documento, de que "ETA podía estar usando el territorio luso como base de apoyo logístico para sus operaciones en España".

Zengotitabengoa, que estuvo cabizbajo y nervioso durante el juicio, habló en español en una única y breve intervención en la que se negó a declarar, como había solicitado el juez, y aseguró que no tiene cargos pendientes en España.

Sin embargo está reclamado por la Audiencia Nacional española por delitos relacionados con ETA, y Portugal aceptó ya entregarle, aunque solo después de que responda de las acusaciones que se le imputan en este país.

Una veintena de allegados al detenido ocupó buena parte de la sala, que acabaron de llenar los periodistas, en medio de fuertes medidas de seguridad.

Había una decena de agentes dentro del tribunal y un gran despliegue policial en las inmediaciones del palacio de Justicia.

El alcalde de Caldas da Rainha, Fernando Costa, se quejó ante los periodistas de los problemas ocasionados en su ciudad por este juicio, que según él debió celebrarse en Lisboa.

En la vista de hoy testificaron, entre otros, policías, vecinos y empleados de las inmobiliarias que alquilaron dos casas a los activistas, todos convocados por los fiscales, aunque la defensa hizo varias preguntas para intentar poner en duda la identificación de Zengotitabengoa.

El supuesto etarra, que con su compañero habitó dos casas en Portugal desde 2008, guardaba en la segunda, la de Obidos, más de mil kilos de sustancias explosivas e "ingenios artesanales de grandes dimensiones listos para ser utilizados en atentados a gran escala", según la Fiscalía.

En la primera casa arrendada entre diciembre de 2008 y abril de 2009 en Lousa, en el distrito central de Coimbra, se encontraron también recipientes de plástico que habían contenido explosivos.

Entre los testigos que declararon hoy estuvo el dueño de una de las dos furgonetas de cuyo robo se acusa a los etarras, que cifró en casi 50.000 los kilómetros realizados por el vehículo en el año que estuvo en poder de los ladrones.

Una segunda furgoneta robada fue abandonada, como la primera, después de que sus ocupantes, supuestamente Zengotitabengoa y Gómez Mielgo, escaparon con ella de un control rutinario de carretera de la Policía lusa el 1 de febrero de 2010.

En el vehículo dejaron dos detonadores, matrículas falsas y picos y palas manchados de barro, según los testimonios de un cabo de la Guardia Nacional Republicana (GNR).

Los fiscales creen que aquella misma noche la pareja se asustó y salió precipitadamente de la casa de Obidos dejando las luces encendidas y la puerta abierta.

Un vecino policía -que también declaró hoy- avisó a las autoridades, que encontraron los explosivos, 46 detonadores y planos de ciudades españolas junto a anagramas de ETA.

Los fiscales afirman que la casa de Obidos fue alquilada por los activistas en "pleno cumplimiento de su función en el ámbito de la organización terrorista ETA".

Zengotitabengoa fue detenido un mes después en el aeropuerto de Lisboa cuando intentaba huir a Venezuela.

Otros dos presuntos miembros de la organización terrorista, ya entregados a España, fueron apresados también en enero de 2010 en Portugal tras escapar de un control de la Policía española cuando trasladaban hacía suelo luso un furgoneta con productos para fabricar explosivos.